Rolls-Royce, máximo estandarte del lujo en el automóvil, es un fabricante con muy bajo volumen de producción. Lo anterior es una obviedad teniendo en cuenta el nivel de artesanía que hay en cada coche y el toque de exclusividad que no quieren perder en Rolls. Aún así, en los últimos años venían marcando récords de producción y ventas que suponían un éxito rotundo. Una tendencia que ha revertido en 2017, con una importante reducción en las entregas que, paradójicamente, no evita que las cifras sean una muy buena noticia. ¿Se han vuelto locos en Rolls-Royce? Y más importante: ¿por qué este descenso tan pronunciado?
Rolls-Royce entregó a lo largo del año pasado 3.362 coches, un número notablemente inferior a los 4.011 que vendió en 2016. Una cifra poco usual en los tiempos que corren, donde los fabricantes generalistas venden los coches por millones e incluso fabricantes como Porsche ya no bajan de los seis dígitos. Rolls-Royce poco o nada tiene que ver con los anteriores, y vender menos de diez coches al día en todo el mundo (en realidad, en algo menos de 50 países según la marca) es una cifra no solo suficiente sino existosa. ¿Cómo demonios puede ser positivo vender un 16% menos?
Rolls-Royce Phantom
Lo cierto es que tiene sentido: a principios del año pasado vimos la última unidad del Rolls-Royce Phantom VII y a partir de ese momento la gama de Rolls dejó de tener a su buque insignia. El fabricante británico ha sorteado un 2017 sin su estandarte y pese a ello sus cifras han resultado meritorias, teniendo en cuenta que en los últimos años se vendían algo más de 1.000 unidades del Phantom. Han vendido menos, sí, sencillamente porque han tenido un modelo menos.
A la ausencia del Phantom hay que sumar la convulsa situación en la región de Oriente Medio, una zona importante para Rolls-Royce, que ha provocado una situación incierta en el mercado. No obstante todo lo anterior, en Rolls-Royce tienen motivos para celebrar pues las ventas en China han aumentado un 40% respecto a 2016 y su principal mercado -América, donde se vende casi uno de cada tres nuevos Rolls en el mundo- sigue marcando cifras positivas y algunos mercados como Corea del Sur han batido récords históricos.
Rolls-Royce remarca también que el año pasado fue uno de los más importantes en su departamento Bespoke, el que se encarga de los detalles por encargo que solicita cada cliente. Aparte del espectacular Rolls-Royce Sweptail, según la marca prácticamente la totalidad de los Ghost, Wraith y Dawn producidos tenían algún detalle exclusivo realizado por Bespoke.
Con las entregas del nuevo Phantom VIII ya en marcha, este año pinta muy diferente para Rolls-Royce y muy probablemente se volverá a situar por encima de los cuatro millares de unidades. Además, durante el año pasado amplió sus instalaciones y aumentó su plantilla para prepararse ante un aumento de producción de sus modelos existentes, y para lidiar con la fabricación de su inminente SUV.
Fuente: Rolls-Royce