Desde que Rusia invadiese militarmente Ucrania e iniciase el peor conflicto europeo desde la Segunda Guerra Mundial, el mundo ha cambiado. La respuesta de occidente ha unido a la Unión Europea y la OTAN, que han anunciado enormes sanciones económicas para Rusia, con el objetivo de aislar su economía del resto del planeta en castigo a su ataque militar. Muchas compañías occidentales han tomado la decisión de dejar de hacer negocios en Rusia, ya sea por voluntad propia, o por imposibilidad a causa de las sanciones económicas. No es el caso de Renault.
Renault se encuentra en una posición complicada en Rusia. Es el único fabricante de coches que no ha tomado la decisión de abandonar este mercado ni cesar su producción en el país. Stellantis ha parado la importación y exportación de coches al país, al igual que el Grupo Volkswagen y otros grandes consorcios japoneses. El motivo es que Renault es la mayor accionista de AvtoVAZ, cuya marca Lada es la líder en el mercado ruso. Concretamente cuentan con una participación del 68% en su accionariado.
AvtoVAZ tiene una cuota de mercado de en torno al 30% en Rusia y su crossover Lada Granta es el vehículo más vendido. Para complicar más la madeja, el estado francés es propietario de una parte del accionariado de Renault, y por extensión, de AvtoVAZ. En estos momentos, en torno al 10% de los ingresos globales de Renault provienen de Rusia, que es, tras Francia, el principal mercado de la marca francesa. Renault no se puede permitir abandonar el mercado ruso, y ello expone sus cuentas y su imagen pública a un riesgo considerable.
Renault podría provisionar hasta 1.000 millones de euros en previsión de las pérdidas que generarán las sanciones occidentales en Rusia, que posiblemente hundan la demanda de coches durante años. El estado francés, por su parte, se ha limitado a afirmar que las compañías francesas pueden seguir operando en Rusia, mientras no incurran en un incumplimiento de las sanciones – por ejemplo, exportando coches. Las plantas de Renault en Rusia están por el momento al ralentí, a causa de la dificultad que tienen para proveerse de ciertos componentes extranjeros.
Rusia, por su parte, ha abierto la puerta a la nacionalización de los activos de las empresas extranjeras – con más de un 25% de participación en el capital – que abandonen el país a causa de su invasión de Ucrania. Es una amenaza muy real: sin ir más lejos, Rusia ha nacionalizado todos los aviones Boeing y Airbus que las aerolíneas rusas operaban.
Fuente: Automotive News