España es un país que se puede conocer a través de su historia y de su gente, pero también de sus localidades y las rutas que las unen por carretera. En esta ocasión ponemos rumbo al noreste de nuestro país para conocer una parte de la provincia de Lleida a través de un road trip en el que recorreremos algunos de sus enclaves emblemáticos, los saborearemos y comprobaremos si es factible hacer todo esto a bordo de un vehículo sostenible.
Te vienes de viaje?
Nuestra ruta tiene como hilo conductor la N-260, una carretera conocida, también, como el Eje Pirenaico: no en vano, une Port-Bou (Girona) con Sabiñánigo (Huesca) cruzando el Pirineo de Lleida.
Hablamos de un recorrido que nos traslada a un precioso entorno natural, donde cada tramo te ofrece una foto diferente. Tras su reciente renovación, circular por ella es más cómodo y, sobre todo, más placentero.
En Puigcerdá, la N-260 se bifurca y desemboca en la N-152: el camino a escoger para todos aquellos que quieran poner rumbo a Francia. La N-260, por su parte, sigue hasta la Seu d’Urgell y allí enlaza con la carretera N-145, que se dirige a Andorra.
Este viaje atraviesa Bellver de Cerdanya, Pont de Bar, Port de Cantó, Vilamur, Sort, Gerri de la Sal, Pobla de Segur, Senterada, Sarroca de Bellera, Coll de la Creu de Perves y Pont de Suert, donde nos encontramos con la N-230 que marca la conexión con el Valle de Arán. No nos perderemos, tampoco, las comarcas de la Cerdanya leridana, Alt Urgell, el Pallars Sobirà y la Alta Ribagorça.
Bellver de Cerdanya
Nuestra primera parada es Bellver de Cerdanya, uno de los más grandes de la comarca. Está ubicado en la falda de una colina y los Pirineos hacen las veces de telón de fondo mientas el río Segre riega esta localidad y sus alrededores, llenos de masías. A un paso de aquí está el Parque Natural del Cadí-Moixeró y la línea que le separa del Condado de Urgel.
Su principal reclamo turístico es su casco histórico de aires medievales. Este conjunto fortificado, sobre una colina de roca, compone un laberinto de calles empedradas y casas centenarias. No dejéis de visitar Iglesia de Sant Jaume de Bellver de Cerdanya, el edifico gótico que ejerce de vigía de la localidad.
Y es que el Vall de l’Ingla fue una de las fuentes de inspiración de Gustavo Adolfo Bécquer para escribir ‘La cruz del diablo’. Ubicada en Cerdanya, muy cerca de los pueblos Bor, Pedra i Riu o Bellver conseguirás desconectar hasta olvidar qué día es. Son famosas sus muestras de arte rupestre y los colores de sus paisajes, sobre todo, en otoño cuando los marrones, los verdes y los amarillos se convierten en musa de cualquier artista.
Ardòvol
Llega el momento de adentrarnos en la LV-4037, una estrecha carretera que une la N-260 con Ardovol: nuestro próximo destino. Un pueblo de montaña coronado por una iglesia románica: de camino hasta él puede que te encuentres con el paseo de algunas de las vacas frisonas que viven por la zona.
Lles de Cerdanya
De vuelta a la N-260 pasamos por Martinet para coger una sinuosa carretera: la LV-4036. De su mano llegaremos hasta una localidad muy conocida por la práctica del esquí nórdico: Lles de Cerdanya. Si prefieres conocer este entorno en otro momento del año, te contaremos un secreto: en primavera, verano y otoño, cuando la nieve no ha hecho acto de presencia, ofrece innumerables rutas de senderismo que transcurren entre bosques autóctonos con los Pirineos como telón de fondo. Si buscan una forma de hacer turismo sostenible en completa armonía con la naturaleza, este es tu sitio.
Ansovell
Tras dejar varios pueblos atrás, nos desviamos, de nuevo, en la LV-4052: nos esperan Arsèguel, Cava y Ansovell.
Cava tiene carreteras con las que soñaría cualquier ciclista y, también, muchos conductores. Seguimos el camino hasta Ansovell, la capital del municipio de Cava, en la comarca del Alt Urgell. Hablar de este lugar es hacerlo de sus casas agrupadas con techo de tejas y balcones de madera, del río Cadí y de la iglesia parroquial de San Martín. Una construcción románica del siglo XII, con una sola nave, cuya bóveda está hundida.
Santuari Mare de Deu del Boscalt
Esta solitaria ermita, situada a 1440 metros de altitud, está catalogada como Bien Cultural de Interés Local: sus vistas son impresionantes. El santuario tiene un par de fechas destacadas: el primer sábado de mayo (cuando los vecinos cumplen con el voto por haber liberado los pueblos de Ansovell y Cava de la peste), y el primer domingo de septiembre, el más importante. No os perdáis el boj que hay junto al santuario: tiene más de 200 años.
Bescaran
El asfalto mordido y las poderosas curvas sirven de guía para la siguiente parada de este road trip pirenaico: Estamariu. Situada en la parte norte de la comarca del Alt Urgell, nos espera bañada por el río Bescaran y protegida tanto por el Coll de Jou como por la Serra de Banat: aquí todo es naturaleza y no tardarás en notar cómo te invade una sensación de autenticidad.
Llegamos, ahora, a un pueblo de montaña, que forma parte del municipio de Les Valls del Valira: Bescaran. Un lugar donde reina la tranquilidad y que, al mismo tiempo, es perfecto para practicar cualquier deporte… y también la conducción off-road. Y si vienes en otoño, tendrás la oportunidad de recoger setas de todo tipo: todo un ejemplo de turismo sostenible.
Hay puntos que no podemos perdernos como la Cabaña del Moro o la casa solariega de Ca l’Albós, pero sin duda el más relevante es el Monasterio de Bescaran. Su origen es desconocido y de él, sólo queda el campanario de San Martín: construido entre los siglos XI y XII, tiene seis pisos y los tres últimos tienen frisos con arquerías de estilo lombardo y ventanas geminadas. Es un estilo semejante al que podemos ver en el conjunto románico de la Vall de Boí formado por ocho iglesias y una ermita, declaradas Patrimoni Mundial de la Humanidad el año 2000.
Seu d’Urgell
La carretera nos lleva, ahora, hasta la Seu d’Urgell: toda una referencia puesto que es la capital de la comarca del Alt Urgell. Por el camino, las cuencas de los ríos Segre y Valira se encargarán de regalarnos paisajes indescriptibles. En esta ciudad nos encontramos con la única catedral íntegramente románica que se conserva en Cataluña: data del siglo XII y es todo un tesoro ya que es un ejemplar único.
La Seu d’Urgell es conocida, también, por ser la capital del queso: desde hace más de dos décadas, en octubre, se celebra la Feria de los Quesos Artesanos del Pirineo con productos procedentes de Cataluña, Aragón, Navarra, País Vasco y Francia. Así que dejarse caer por una de sus queserías para hacer alguna compra es algo, casi, obligado. Este paréntesis lo puedes emplear en poner a punto tu coche: los eléctricos son bienvenidos a esta localidad del pirineo catalán puesto que cuenta con una estación equipada con múltiples postes.
Port de Cantó
Nos ponemos, de nuevo, en marcha: espera el Port de Cantó. Este puerto de montaña, ubicado a 1725 metros de altitud, está situado en el límite entre los términos municipales de Soriguera, en la comarca del Pallars Sobirà y de Montferrer i Castellbò, en la comarca del Alt Urgell. Sus curvas te sonarán si eres aficionado a las dos ruedas porque suele ser un habitual en La Vuelta a España y, también, en el Tour de Francia.
Es obligatorio detenerse en alguno de los múltiples miradores que salpican la carretera para contemplar el dibujo que dejan las cuencas de los ríos Segre y Noguera Pallaresa. Y no podemos evitar desviarnos hacia un camino no asfaltado para poner a prueba los atributos de nuestro coche sobre la nieve: la combinación de los neumáticos de invierno y del sistema de tracción total ponen el punto aventurero a esta parte del viaje.
Sort
Este road trip llega a su fin y nuestra última parada es el pueblo de la Lotería: sí, hablamos de Sort (que, en castellano, significa ‘suerte’). Además de comprar algún décimo para comprobar si el pueblo hacer honor a su nombre, no dejéis de recorrer este encantador pueblo protegido por las montañas. En este improvisado paseo debéis pasar por el baluarte de la localidad: el Castillo de los Condes de Pallars. Desde aquí podréis disfrutar de unas espectaculares vistas de los cerros de la Costa Negra.
La capital del Pallars Sobirà es, al mismo tiempo, cuna de deportes de aventura como, por ejemplo, barranquismo, rafting o bici de montaña. Siempre tendrás a tu disposición una ruta de senderismo porque la comarca del Pallars Sobirà tiene accesos directo al Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici (el único parque nacional de Cataluña) y al Parque Natural de l’Alt Pirineu: un espacio natural protegido con 80.000 hectáreas de superficie. Sea cual sea tu elección, invierte unos minutos en observar el paisaje que te rodea: nunca será el mismo puesto que los colores cambian en cada estación y, casi, en cada momento.
Y, por cierto, si tenéis tiempo no os olvidéis del Museu de las Mariposas situado en Ribera de Cardós y del Ecomuseu de los Valles de Àneu: es una entretenida y didáctica manera de conocer mejor la realidad natural y cultural de la comarca.
Una recomendación gastronómica: Fogony
Antes os hemos hablado de quesos, pero, quizás, no sea suficiente para recargar baterías. Igual que hemos enchufado nuestro Peugeot por el camino, es hora de llenar nuestro depósito y para ello queremos haceros una propuesta: Fogony. Un restaurante familiar con una de las mejores relaciones calidad-precio… teniendo en cuenta que tiene una estrella Michelin. Aquí, Zaraida, Jose y su hijo Pep defienden los productos de proximidad locales en un menú donde no faltan los canelones, el trinxat, la coca o carnes como el cordero, el conejo o las manitas de cerdo. Platos con estrella a precio anticrisis.
La gastronomía de la zona no defraudará a nadie. Sus montañas y ríos proporcionan carnes de caza y pescados como la trucha. Esta ruta es también gastronómica así que no podrá faltar la típica escudella, la butifarra, el chorizo o embutidos como el xorís o la secallona. Y platos de setas, claro. Tienes ante ti tu próxima ruta: ¿ya has hecho las maletas?