Esta es una historia agridulce de un vehículo que se enfrentó a los gigantes, perdió y, a pesar de ello, escribió un pequeño capítulo en la historia del motor. El SARD MC8 era la versión de calle del SARD MC8-R, que compitió en Le Mans: puede que no os suene de nada, pero, en realidad, es el único Toyota MR2 impulsado por todo un V8 que existe en el mundo.
Hubo en las 24 Horas de Le Mans una época dorada: la era GT1. ¿Por qué decimos esto? Porque, por aquel entonces, se exigía a los fabricantes que tuvieran versiones de carretera de los modelos de competición. Esto, por supuesto, se tradujo en la llegada de algunos coches tan salvajes como legales. Y como sólo necesitaban construir una única unidad, las marcas se volvieron locas.
El SARD MC8-R en Le Mans
Pongamos algo de contexto. A principios de los años 90, con la desaparición del Grupo C, en Toyota se produjo una transición desde los modelos especialmente diseñados para la competición a máquinas GT basadas en coches de producción para Le Mans. Para ello eligieron dos modelos: JZA80 Supra y SW20 MR2. El primero era una opción obvia, pero el segundo no tanto.
Eligieron un MR2 desarrollado (y muy modificado) por SARD (Sigma Advanced Racing Development era un preparador de coches que también tenía un equipo de carreras): el SARD MC8-R. Para crearlo reinterpretaron el reglamento y alargaron el Toyota MR2 40 centímetros desde los pasos de rueda traseros, pero mantuvieron intacta casi toda la mitad delantera del chasis: una técnica que, por cierto, Porsche aplicó a su exitoso Porsche 911 GT1.
Otra razón para estirar el Toyota MR2 fue la instalación del motor: un V8 1UZ-FE biturbo de 4.0 litros y 600 CV. Sin embargo, no fue suficiente para enfrentarse a algunos de los competidores más duros de Le Mans como los McLaren F1, Kremer K8 Spyder, Ferrari F40 LM, Porsche 911 GT1 o el Viper GTS-R. En 1995, el SARD MC8-R se retiró en la vuelta 14 y en 1996 terminó penúltimo.
El misterioso SARD MC8
La parte dulce en la historia del SARD MC8-R fue su versión de calle: el SARD MC8. Como os contábamos antes, sólo era necesario construir una unidad para cumplir con los requisitos de homologación, así que estamos hablando del único Toyota MR2 equipado con un V8: a diferencia del modelo de competición, no contaba con el sistema biturbo del catálogo de SARD.
Aquel One-Off del Toyota MR2 fue tan especial como efímero: desapareció un año después de su construcción, cuando Toyota y SARD se retiraron de la competición. Tras décadas sin tener noticias de él, aparecieron unas fotos protagonizadas por el SARD MC8 en Japón y hemos encontrados una cuenta de Instagram que, al parecer, pertenece a su dueño aunque no podemos confirmarlo.
Los rumores apuntan a que el SARD MC8 pertenece, ahora, a un coleccionista privado que habría invertido (mucho) dinero y tiempo en adaptarlo a los estándares actuales (sobre todo de seguridad) para poder circular con el que, probablemente, sea uno de los coches más raros del mundo. Y más complicados de conducir.
Imágenes: MC8_channel