Ahora son cifras que tenemos muy presentes (sobre todo cuando se trata de un coche eléctrico o un súperdeportivo), pero lo cierto es que, en el mundo del motor, la aerodinámica lleva más de un siglo siendo fundamental. En las primeras décadas tras la invención del automóvil, ingenieros y diseñadores se inspiraron en la aviación. Ese fue el punto de partida del Schlörwagen, un prototipo alemán creado en 1939 que es (mucho) más aerodinámico que la mayoría de los modelos actuales.
Karl Schlör era ingeniero en el Instituto de Investigación Aerodinámica convertido hoy en el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) que tuvo una idea y quiso hacerla realidad: un coche lo más aerodinámico posible con un reducido consumo y espacio suficiente para toda la familia. Encajar estos requisitos no iba a ser fácil pero recordemos dónde trabajaba Karl Schlör.
Su coeficiente aerodinámico
Su vehículo, bautizado Schlörwagen por la combinación entre su apellido y la palabra alemana ‘wagen’ que significa coche, emula el perfil del ala de un avión porque ofrecía una resistencia particularmente baja: básicamente era un ala sobre ruedas. Para asegurarse de que la aerodinámica del vehículo se alterara lo menos posible, la carrocería se ensanchó lo suficiente como para permitir que las ruedas delanteras giraran por completo dentro de la estructura.
El Schlörwagen se construyó sobre el chasis de un Mercedes-Benz 170 H aunque era bastante más grande: medía 4,32 metros de largo, 2,10 metros de ancho y pesaba 250 kilos más. A pesar de ello su coeficiente aerodinámico era de tan sólo 0,186. Para poner esta cifra en perspectiva vamos a compararla con la de otros modelos: el Mercedes-Benz EQS es uno de los modelos con mejor aerodinámica del mercado actual y tiene un 0,20. El Volkswagen XL1 le igualó… pero no tenía capacidad para siete personas.
El Schlörwagen, a prueba
En 1939, Karl Schlör puso a prueba al Schlörwagen en una carretera ubicada cerca de Göttingen: alcanzó los 135 km/h frente a los 105 del Mercedes 107 H y, a pesar del tamaño y el peso adicionales, redujo el consumo del 20 al 35%. Tras aquella primera toma de contacto con el mundo real, fue presentado en el Salón Internacional del Automóvil celebrado en Múnich en 1939, donde sorprendió a todos por su apariencia poco convencional.
Sin embargo, el Schlörwagen nunca llegó a producción porque a la hora de trabajar su aerodinámica olvidaron un pequeño detalle: la seguridad del coche. Una racha fuerte de viento podía sacarlo de la carretera y, además, no era un vehículo fácil de conducir.
Su triste final
A esto hay que sumar el estallido de la Segunda Guerra Mundial: cualquier desarrollo posterior del Schlörwagen se paró y nunca pasó de ser un prototipo. Fue en 1942 la última vez que hubo noticias sobre este coche: apareció con un motor de 130 CV procedente de un avión ruso e instalado en su parte trasera.
A pesar de que estaba dañado y le faltaban piezas, el Schlörwagen permaneció en manos de AVA Göttingen hasta 1948. Aquel año, el ejército de Reino Unido se hizo cargo de él… y nunca se supo nada más sobre él. Y es que todos los rumores apuntan a que, trsitemente, acabó en algún desguace.
Imágenes: DLR – Centro Aeroespacial Alemán
