Algunos recordarán cómo, cuando salió al mercado el Nissan GT-R allá por 2007, se le consideraba un ‘ordenador con ruedas‘ por toda la electrónica que actuaba en la marcha, aunque seguía siendo una experiencia de conducción análoga. Volvemos a 2024 y nos encontramos las actualizaciones Over the Air a través de los diferentes sistemas que tiene cada fabricante. ¿Cuál será el siguiente paso? Uno que ya está en marcha: los coches definidos por software, a menudo conocidos por sus siglas anglosajonas SDV (Renault).
Todas las funciones de software centradas en un único ordenador central
- Capaz de hacer diagnóstico para ayudar en su mantenimiento
- Aprende de los hábitos de conducción y de cómo interactúa con sus ocupantes
- Definible en cuatro capas, que van desde lo que tocamos hasta el mismo sistema operativo
- Muy relacionado con la ciberseguridad y la conducción autónoma
Hasta ahora, para las diferentes funciones de un vehículo, cada pequeño ordenador se encargaba de una función (climatizador, sensores o sistemas ADAS determinados). En estos coches definidos por software, en cambio, es un solo ordenador el cerebro central el que realiza todos los cálculos. Por supuesto, también sería capaz de actualizarse e incluir mejoras de seguridad o habitabilidad tiempo después de haber salido de fábrica como vemos con los coches que llevan sistemas OtA, pero en este caso va más allá.
Hablamos de la posibilidad de que el coche sea capaz de realizar un diagnóstico en todos sus elementos y detectar si hay algunos elementos que se estén desgastando en particular, ayudando a las tareas de mantenimiento de si mismo. También cambiaría la experiencia de usuario en la manera en la que la interfaz interactúa con los pasajeros o se amolda, tomando datos continuamente, de los hábitos de conducción de quien esté al volante. En teoría, estas actualizaciones contribuirían a que el coche no perdiera tanto valor en el mercado pasado un tiempo.
Dentro de las diferentes capas que definen a estos SDV tenemos, en primer lugar, las aplicaciones de usuario como pueden ser los sistemas de infoentretenimiento, controles del vehículo, el cockpit digital…aquello con lo que hay interacción directa. Después están aquellos elementos relacionados con las funciones del vehículo, como podrían ser los sistemas ADAS. La tercera capa sería el sistema operativo, el núcleo del concepto del SDV que permite la gestión de todos estos datos. La última es el hardware que hace posible todo esto, como cámaras y sensores como las que ya conocemos desde hace años.
En la actualidad, es complicado establecer una diferencia clara y real entre un SDV y un coche conectado: ambos tienen sistemas operativos, sistemas ADAS, software e infoentretenimiento con el que interactúa el usuario. A través de tecnologías de comunicación e información, el SDV debería integrarse a la perfección en las ciudades inteligentes del mañana, además de poder comunicarse con otros vehículos u ofrecer servicios como pagos automáticos (peajes, parkings, etc.).
Los SDV en el futuro de la conducción autónoma y ciberseguridad
La tecnología de los coches definidos por software, con su capacidad de aprendizaje continuo de la inteligencia artificial, puede ser la clave para que en unos años la conducción autónoma se haga realidad, refiriéndonos a nivel 3 de conducción autónoma en adelante. También es importante aquí las aportaciones en materia de ciberseguridad, pudiendo mejorar los sistemas de protección para evitar que un ataque externo inutilice los sistemas ADAS de un vehículo en plena marcha o situaciones aún más peligrosas para los ocupantes (Blackberry).