SEAT acaba de efectuar un movimiento realmente interesante, el de introducirse en un negocio en el que marcas como smart, Citroën, Renault, y recientemente Kia, ya habían entrado en España, el de los coches compartidos. El coche compartido se ha adueñado de la ciudad de Madrid y SEAT no quería quedarse fuera de una estrategia de movilidad de futuro en la que encajará perfectamente otro de sus proyectos, el de los coches de gas natural. SEAT se ha hecho con el 100% de la participación de la empresa española Respiro, dedicada al alquiler de coches por horas, prometiendo que muy pronto introducirán sus coches, y que este modelo se extenderá a más ciudades.
Los coches compartidos en Madrid y la llegada de SEAT
Las calles de Madrid ya han visto la aparición de los smart eléctricos de car2go, los Citroën eléctricos de emov y los Renault eléctricos de Zity. KIA, por su parte, estrenará muy pronto Wible. Respiro cuenta con 15.000 usuarios activos y una flota mixta de 200 coches híbridos, eléctricos, GNC y GLP.
Con la llegada de SEAT, respiro irá sustituyendo todos esos vehículos por sus propios coches, con etiqueta ECO, y GNC. Es decir, coches bi-fuel, capaces de funcionar con gas natural y gasolina indistintamente.
El siguiente paso, más ciudades con coches compartidos
SEAT promete que el siguiente paso sea la introducción de los coches compartidos de Respiro en más ciudades españolas, e incluso que la empresa evolucione con «la entrada en otros canales e incluso la evolución con respecto al modelo de negocio», según aseguraba Inés de Saralegui, cofundadora y directora de Respiro.
Para SEAT es también un movimiento sumamente importante. Ya no solo por el hecho de apostar por una solución de movilidad que ha tenido un gran éxito en Madrid, con los coches compartidos, y en Barcelona, con diferentes empresas de motocicletas y ciclomotores compartidos. Sino sobre todo porque SEAT está inmersa en un proyecto muy ambicioso para promover el uso de coches bifuel, con su tecnología de gas natural.
Y es que el gas natural es una tecnología muy rentable para el cliente, especialmente si una empresa como SEAT se esfuerza comercialmente para que el precio del automóvil sea barato, pero sobre todo por el reducido coste por kilómetro del gas natural. Una tecnología beneficiosa, por tener unas emisiones mucho más bajas y menos dañinas que otros combustibles. Pero también una tecnología que necesita un impulso, por ejemplo aumentando la red de suministro de gas.