Mazda sigue nadando a contracorriente. Cuando todos los fabricantes apostaban por motores, diésel y gasolina, más pequeños, en el downsizing, Mazda siguió insistiendo con motores diésel y gasolina de mayor cilindrada e importantes innovaciones en la combustión interna. Cuando toda la industria comenzó a retirar el diésel de su catálogo, Mazda siguió apostando fuerte por el gasóleo. Y ahora, cuando todas las marcas nos presentan día sí, día también, cada vez más coches completamente eléctricos y retiran progresivamente a la combustión interna de su catálogo, Mazda decide que es oportuno lanzar un diésel de seis cilindros. ¿Se han vuelto locos los de Hiroshima?
Para comprender el movimiento de Mazda es importante echar la vista atrás, observar los movimientos de la marca en los últimos años. Pero también entender en pragmatismo que ha llevado a Mazda a considerar que la combustión interna, en general, y este motor, en particular, tendrán su sitio en el mercado, y por qué los ingenieros consideraron que un diésel de seis cilindros en línea era la solución ideal para alcanzar sus objetivos.
Mazda apuesta por el diésel, por los seis cilindros y la combustión interna
Mazda sigue creyendo en la combustión interna e invierte en ella. Y desde hace mucho años lleva demostrándolo. Mazda es uno de los fabricantes que más ha trabajado en el desarrollo de soluciones tecnológicas innovadoras – y en su aplicación en productos de calle. En los últimos años, por ejemplo, nos deleitaron consiguiendo encendido por compresión en su motor de gasolina SKYACTIV-X, una técnica que hasta entonces estaba reservada a motores diésel, alimentados por gasóleo.
Mazda apuesta por la «estrategia multisolución». Aunque odio hacer míos los eslóganes de los fabricantes, en este caso creo que cuando Mazda habla de «multisolución» se entiende perfectamente su objetivo. Mazda considera que ha de ofrecer la tecnología más adecuada para las necesidades del cliente y evitar que este esté obligado a optar por una tecnología concreta. Mazda también apuesta por el eléctrico, como cualquier otro fabricante, pero considera que lo oportuno en este CX-60 es ofrecer a sus clientes alternativas de gasolina, diésel, y también un híbrido enchufable.
El diésel de seis cilindros pretende cubrir las necesidades de un conductor que busque un coche con unos consumos moderados, gran autonomía para realizar viajes de larga distancia y potencia y par, también suficiente para arrastrar con garantías un remolque.
El diésel sigue siendo necesario para Mazda
Mazda lleva años confiando en el diésel, hasta el punto de haber conseguido en la década pasada una cuota diésel del 80% en CX-5 en Japón, un mercado en el que los diésel suponían apenas un 0,4% del mercado. Mazda fue uno de los fabricantes que más apostó por desarrollos enfocados en el proceso de combustión del motor diésel para reducir las emisiones, sin necesidad de sistemas de post-tratamiento. Y lo sigue haciendo. Hablamos sobre todo de una de las emisiones que más preocupan de los diésel, las de los NOx, y contra las cuales más se han endurecido las normativas de emisiones – las anteriores y futuras, como la nueva Euro VII.
Joachim Kunz, responsable de desarrollo técnico del centro de I+D de Mazda en Europa, apuntaba a una de las claves de este diésel de seis cilindros. «Para conseguir unas emisiones de NOx más bajas se necesita reducir la temperatura de la combustión» y «disponer de un motor más grande ayuda a mantener las temperaturas más bajas, que es bueno tanto para reducir las pérdidas térmicas, como para eliminar las emisiones de NOx.
Con un motor diésel de seis cilindros Mazda asegura que son capaces de generar menos emisiones de NOx, antes de que los gases de escape lleguen a sistemas de post-tratamiento, como los basados en AdBlue, de los cuales por supuesto también dispone este motor. De esta forma, las emisiones de este diésel de seis cilindros serán lo suficientemente bajas como para cumplir con la normativa de emisiones Euro VII.
Un motor para largas distancias y arrastre de remolque
Encendido por compresión controlado por la distribución con premezcla parcial o el acrónimo DCPCI, por el cual se refiere Mazda a una nueva tecnología que han desarrollado para optimizar la mezcla y la combustión, lo que según Mazda se traduciría en menos emisiones y menos consumos. El motor e-SKYACTIV D de 254 CV homologaría según WLTP un consumo de 5,3 litros/100 kilómetros, mientras que la versión de 200 CV haría lo propio con 4,9 litros/100 kilómetros.
Recorrer distancias mayores, con un menor consumo. Para lo cual el diésel sigue siendo, innegablemente, la opción ideal, sin los consumos más elevados de un motor de gasolina o un híbrido de gasolina, sin el requisito de planificar paradas para recargar baterías del coche eléctrico.
Capacidad de arrastre. Como ya os adelantábamos anteriormente, Mazda no solo piensa en los conductores que quieren un vehículo para recorrer grandes distancias, sino también con una buena capacidad de arrastre, por ejemplo para viajar con una caravana de tipo roulotte. La versión de 254 CV de este motor se va a comercializar con tracción integral y entrega un par máximo de 550 Nm y – según Mazda – podrá arrastrar con todas las garantías y sin problemas un remolque de 2.500 kilogramos.
Mazda apunta a las premium
Porque Mazda se considera premium. Mazda nos ha deleitado en la última década con una oferta de productos muy amplia, en la que hay productos para todos los bolsillos, pero cada vez más automóviles más caros y distinguidos que, sin duda, apuestan por ser alternativa a marcas como Audi, BMW o Mercedes-Benz. El Mazda CX-60 y su hermano mayor con tres filas de asientos, el Mazda CX-80, apuntan a la línea de flotación de las alemanas. Y las cualidades de este motor también.
Cualidades como una arquitectura de seis cilindros en línea que, inherentemente, goza de menos vibraciones y mejor sonido. Pensemos que Mazda en los últimos años ha seguido – y sigue – disponiendo de motores que ofrecen sensaciones que ya han desaparecido en los productos de todos sus rivales, por ejemplo motores gasolina atmosféricos, que a pesar de no disponer de turbo siguen ofreciendo consumos moderados, pero mantienen la progresividad y la suavidad de los motores de antaño.
Si a eso le añadimos el apoyo eléctrico de un sistema híbrido ligero de 48 voltios, indudablemente estaremos ante un motor necesariamente cómodo y refinado.
Para terminar, Mazda nos cuenta que esto solo es el principio. El diésel de 6 cilindros de Mazda se estrena en Europa en el Mazda CX-60 en 2023. En 2023 llegará también el Mazda CX-80. En total serán cinco los modelos que Mazda lanzará en los próximos tres años basados en esta arquitectura multisolución y, por lo tanto, cinco los modelos que presumiblemente contarán con este motor diésel de 6 cilindros.
En 2025, Mazda lanzará también su arquitectura escalable SKYACTIV para vehículos eléctricos con la cual desarrollarán vehículos completamente eléctricos, para todos los segmentos, bajo esta plataforma común.