Los bomberos de Nueva York, en Estados Unidos, han denunciado los grandes riesgos que suponen para las personas y a los que se exponen ellos directamente por culpa de algunas de las baterías que se instalan en los vehículos de movilidad personal o VMP. Los incendios cuyo origen se encuentra en un defecto de fabricación de las mismas no paran de crecer. Por suerte, no hablan de automóviles o de furgones eléctricos, sino de problemas relacionados con bicicletas, patinetes y pequeñas motocicletas (e-scooters) que funcionan gracias al mismo sistema de propulsión.
Según AutoNews, las declaraciones del comisionado del Departamento de Bomberos de Nueva York coincide con las de otros expertos y grupos industriales. Claman por normas mucho más estrictas sobre la seguridad de las pilas de estos bienes, cada vez más habituales en las grandes ciudades, pero fabricados con estándares de calidad que, en ocasiones, no deberían de pasar las aprobaciones necesarias para poderse comercializar en el país. “No son suficientes”, afirman.
Se trata de un caso de interés para España y Europa, ya que varios de los productos de este tipo se venden por igual a ambas orillas del océano Atlántico. Entre 2021 y 2022, en Estados Unidos murieron al menos 19 personas por fuegos provocados por el sobrecalentamiento de las baterías de litio de los VMP. En 2023 y sólo en Nueva York (ciudad), 13 personas han fallecido por idénticas causas.
Un grave problema de legislación que requiere una temprana solución
Actualmente, en los Estados Unidos de América, los acumuladores energéticos que se usan para la micromovilidad están mayoritariamente producidos en China y se rigen únicamente por medidas voluntarias. Es por ello que la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor ha escrito una carta formal a más de dos millares de fabricantes e importadores para pedirles encarecidamente que garanticen la seguridad de sus pilas. Mientras tanto, en aquella nación ya se estudia la aplicación de estándares obligatorios para VMP como si se tratase de vehículos mucho más grandes, no exentos de incendios pero infinitamente más protegidos y confiables.
La unanimidad en el criterio de diferentes cuerpos y asociaciones pone de relieve un mensaje fuerte y claro para proteger a la población, a los bomberos y a la industria de una tecnología que, pese a sus ventajas, también cuenta con algunos inconvenientes, propios de su inmadurez, que han de resolverse pronto. Sin embargo, cabe mencionar que al otro lado del “charco”, las leyes son muy laxas en este sector. Europa no está completamente a salvo de esta serie de disgustos, pero sus ciudadanos pueden vivir mucho más tranquilos con base en la regulación existente.
