Cualquier conductor o conductora reconocería las señales de tráfico básicas porque son las que debe obedecer y respetar en su rutina. No obstante, de un tiempo a esta parte, se ha halado sobre una de ellas a pesar de que no es frecuente verla en nuestro día a día. Hacemos referencia a la señal naranja de la DGT, un indicador que demuestra que, a veces, las apariencias engañan.
La señal de la que todo el mundo habla es, según la propia Dirección General de Tráfico, un panel rectangular de fondo anaranjado con el pictograma de Velocidad Controlada por Radar. En ella aparecen un coche, un camión y una moto acompañados del símbolo que advierte sobre la presencia de radares: bajo ellos, dos flechas y una cifra que indica un número concreto de kilómetros. Además, suelen estar ubicados debajo de diferentes paneles (limitación genérica de velocidad, prohibido adelantar…)
Con esta descripción cabe pensar que nos informa de la presencia cercana de un cinemómetro: sí, pero no.
Informando desde hace seis años
Estas señales se introdujeron hace seis años, en 2016, y su misión es advertir a los conductores de la proximidad de tramos de carretera peligrosos donde la velocidad está controlada. Y, más concretamente, indican que ese trayecto (de ahí la cifra en kilómetros), la Guardia Civil podrá instalar “controles móviles preventivos” para vigilar esos excesos. Algo que ya se hacía, pero que no disponía de una señalización que lo avisase.
Tienen, por lo tanto, carácter informativo y sólo anuncian la posibilidad de que haya radares móviles. Siguen, así, la política de la Dirección General de Tráfico que sí desvela la ubicación de los dispositivos fijos aunque no de los móviles: sobre ellos únicamente comunica las zonas en las que pueden estar operando.
¿Dónde puedes encontrar la señal naranja de la DGT?
En las carreteras convencionales. Tráfico las ha situado en los 300 tramos que han sido identificados como más peligrosos: son aquellos puntos donde la DGT detectó, durante el período 2010-2014, un aumento de la accidentalidad y la mortalidad asociados a los excesos de velocidad. Razón por la que en estas vías se intensifica la vigilancia a través de controles móviles operados por los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.
Ignorar la señal naranja
Ignorar la información de la señal naranja no tiene consecuencias administrativas: no existe una multa que castigue esto porque, como apuntábamos antes, son paneles meramente informativos. Hacer caso omiso es contraproducente para los conductores puesto que avisa de la existencia de un tramo peligroso donde, eso sí, la velocidad puede estar controlada.
El objetivo es que los usuarios aminoren la marcha. En caso de no hacerlo, las sanciones económicas pueden oscilar desde los 100 hasta los 600 euros: a esto hay que sumar la pérdida de hasta seis puntos en el carnet.
No hay que olvidar que, en los casos más graves, un exceso de velocidad puede convertirse en un delito contra la Seguridad Vial: algo que ocurre cuando se supera el límite en 60 km/h en las vías urbanas y en 80 km/h en las vías interurbanas. En estos casos se produce la retirada del permiso de conducir de uno a cuatro años más una multa diaria a pagar durante un tiempo de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la comunidad de uno a tres meses o pena de prisión de tres a seis meses.