«Señales fantasma» es un término recientemente acuñado que hace referencia a todas aquellas señales verticales de circulación que, a pesar de encontrarse en un limbo entre lo legal y lo ilegal, podemos ver en nuestras carreteras y ciudades, y que según ha denunciado AFASEMETRA, se cifra en aproximadamente unas 125 señales.
Tal y como señala Asociación de Fabricantes de Señales Metálicas de Tráfico (AFASEMETRA), actualmente se están fabricando e instalando señales de nueva creación que no están reguladas, pues por un lado, el actual Reglamento General de Circulación data del año 2003, siendo este texto la máxima referencia en nuestro país al respecto. Pero además, los documentos de consulta que cita en el Anexo I para los fabricantes están obsoletos y no son coherentes entre sí, pues por un lado se presenta el Catálogo de señales verticales de circulación tomos I y II de 1992, y por otro, la Norma de carreteras 8.1-I.C Señalización vertical de 2014.
Asimismo, y para rizar el rizo, a esas tres fuentes discordantes y desactualizadas se suman los diversos borradores del Ministerio de Fomento, en los cuales se proponen nuevas señales, pero que tras actualizarse, pueden sufrir cambios, habiéndose ya fabricado dichas señales con una especificación anterior. Así pues, en la imagen que acompaña estas líneas pueden verse algunas señales recogidas por el Reglamento General de Circulación pero que no están contempladas por el catálogo, así como otras que sólo existen en esos borradores, además de existir otras como las de «zona de bajas emisiones» y las de «tramo controlado por radares móviles de velocidad» que no cuentan con código.
Una multa consecuencia de una «señal fantasma» podría no ser legal
Pero, ¿cuál es el problema que causa las denominadas «señales fantasma»? Son básicamente tres los problemas que provocan, empezando por los fabricantes, los cuales se enfrentan a una no estandarización de su producción, y ver como fabrican dos señales distintas con un mismo significado, además de no llegar a conocer en algunos casos parámetros básicos como las dimensiones de las mismas.
En cuanto a los usuarios de las vías públicas, por un lado provocan confusión entre ellos, además de falta de credibilidad, dando así lugar a que no se respete su significado con las posibles consecuencias de ello. Igualmente, también cabe la posibilidad de que esos conductores sean multados por no cumplir una señal fantasma, una multa que según el caso puede ser ilegal si esa indicación no está respaldada por el Reglamento General de Circulación, algo que de alguna forma varios ayuntamientos y administraciones tratan de solucionar elaborando normativa específica.
De hecho, esta situación recuerda a la vivida con la proliferación de zonas de aparcamiento con distintos colores, como la naranja o la roja, o incluso una campaña contra la violencia machista en la que varias ciudades implantaron señales de tráfico en color morado.
Fuente: AFASEMETRA