¿Cuántas veces te has equivocado porque una señal no se leía correctamente o porque algo dificultaba su visión? Probablemente, muchas: más de las que debería ser habitual. Son muchos los indicadores que están defectuosos porque su vida útil se ha extinguido: ¿tienen fecha de caducidad las señales de tráfico? La DGT asegura que no, pero la realidad dice todo lo contrario.
Los que nos hemos confundido en más de una ocasión debido a una mala señalización no estamos solos. Hace unos años, en 2018, BP España, Castrol y el RACE publicaron un estudio sobre el papel de estas guías que nos encontramos en calles y carreteras: el 73% de los conductores reconocía que había tomado decisiones incorrectas debido a esta razón mientras que el 91% apuntaba que estas indicaciones son fundamentales para garantizar una conducción segura.
El punto de vista de la DGT
No les falta razón. Las señales de tráfico son las encargadas de establecer cómo tenemos que circular: qué podemos y no podemos hacer para que el trayecto sea seguro. Uno de los mayores peligros al que se enfrentan los conductores es no poder identificar rápidamente esa indicación: el tiempo que tardan en entender y reaccionar ante ese mensaje puede suponer la diferencia entre sufrir un incidente o no.
Pere Navarro, director de la DGT, aseguró, en una de sus comparecencias en la Comisión de Seguridad Vial del Congreso de los Diputados, que las señales de tráfico no caducan. La realidad dice lo contrario y Afasemetra (Asociación de Fabricantes Señales Metálicas de Tráfico) explica que “es conveniente ser técnicos en este punto” porque sí existe una “fecha de reposición recomendada” para que no pierdan sus propiedades.
Las revisiones
En el caso de los indicadores con material de clase RA2 y RA3 se recomienda, cuando cumplen diez años de vida, comprobar si sus características visuales (las coordenadas cromáticas y la retrorreflexión) siguen cumpliendo los estándares de las normas europeas. Sólo así es posible saber si está en peligro la seguridad vial de los conductores.
Cabe recordar que el Reglamento General de Circulación establece las formas, dimensiones y colores de la señalización vertical basándose en la Norma de Carreteras 8.1-I.C de 2014 y en los tomos I y II del Catálogo de Señales Verticales de Circulación de 1992, un compendio que se ha revisado aunque su actualización no se ha publicado porque para ello hay que reformar el RGC.
¿Cómo solucionarlo?
Aunque no se puede constatar la caducidad de las señales de tráfico por falta de ensayos, el deterioro de muchas de ellas es evidente y esto conlleva una interpretación incorrecta: sobre todo si circulamos de noche. Los elementos que más sufren son las láminas retrorreflectantes que se suelen instalar sobre señales antiguas, los carteles corregidos con pegatinas que no se colocan correctamente… Y a esto hay que sumar otros factores como el vandalismo o la presencia de distintos elementos que bloquean la visión.
¿Qué se puede hacer para solucionar esto? Afasemetra propone elaborar un inventario público donde estén recogidas todas las señales de tráfico existentes: un documento en el que, además, figuraría en qué estado se encuentran y qué reparaciones necesitan para cumplir con la normativa. Apuntan que este proceso de renovación “supone una inversión muy baja en relación con el beneficio en materia de seguridad vial que se puede obtener”.
Llevar a cabo esto no parece tarea fácil… sobre todo si tenemos en cuenta que las 400 señales de tráfico que figuran en catálogo oficial no se corresponden con las recogidas en el Real Decreto 1423/2003 que atañe al Reglamento General de Circulación. Comparando uno y otro, hay 125 indicadores que no aparecen en ninguno más otros 20 que han sido anuladas y no tienen valor alguno.