Esto que ves no está hecho por IA. Se trata de una aberrante, pero divertidísima obra de la ingeniería llamada Shadow Six Typhoon. No pierdas detalle en las fotos y alucina con lo que te voy a contar.
Un ATV jetski
Puntos importantes a conocer: Aseguran que no se puede volcar, tiene 800CV, alcanza más de 160km/h y todo se controla desde el volante.
En algún momento alguien decidió que era buena idea poner uno de esos buggys Polaris RZR sobre dos motos de agua (probablemente en un arrebato de «sujétame el cubata»). Lo que parece menos probable es que se estén fabricando, que se vendan por 250.000 dólares (unos 231.000€ al cambio actual) y que encima haya una lista de espera de 260 compradores según declaraciones recogidas en la cuenta de Supercar Blondie.
Detalles del Shadow Six Typhoon
No puede volcar gracias a sus sistema de suspensión que cuenta con más de 30 patentes en su fabricación. Pesa 1.072 kilos, con una estructura de titanio de grado aeroespacial hecha a medida y carrocería de fibra de carbono.
Mide 3,3m, caben entre 1 y 3 pasajeros y su depósito de combustible de 140 litros. Cantidad necesaria para abastecer a los dos motores Yamaha GP1800 SCHO R (1.8l y 4 cilindros sobrealimentados) que hay en cada moto de agua del «tren motriz». La potencia puede variar a petición, siendo el máximo 800CV combinando ambos motores.
Puede alcanzar más de 160km/h, pero está capado electrónicamente a 135km/h. Una gran velocidad para ir sobre el agua y que se alcanza con el acelerador ubicado en el volante con forma de yugo. A él se acopla también el freno y algunos controles rápidos. Por lo demás incorpora un sistema de infoentretenimiento, arranque por botón y asientos racing.
¿De dónde sale este invento?
El Typhoon es una creación de Ryan Goldberg, CEO de Shadow Six Racing. Asegura que tuvo una epifanía hace unos 9 años cuando estaba de vacaciones con su hijo de 3. Lo llevó de paseo en buggy, concretamente un Polaris RZR que le dejó fascinado por el empleo de su suspensión. Siendo Ryan un gran aficionado a las motos de agua, decidió combinar ambos mundos creando algo divertido para él y su familia.
El proyecto maduró y los planes también. Según el propio Ryan dijo en Hot Cars: «Queríamos un vehículo que pudiera navegar en condiciones extremas de surf, con olas de 6 metros. Algo que pudiera usarse como vehículo de rescate para nadadores o surfistas y que pudiera llegar a un área que es difícil alcance.»
Ryan contó con la ayuda de Wamilton, un ex campeón de carreras de motos acuáticas. Más tarde publicó algunas fotos del modelo prototipo en sus redes sociales y en 24 horas recibió millones de visitas junto a muchos compradores interesados. De aquí surgió la iniciativa de convertirlo en un vehículo de producción en toda regla.