Hace ya 14 años, cuando estaba empezando en el periodismo del motor, probé una pick-up SsangYong Actyon Sports. Era una pick-up de orientación lúdica, tenía un motor 2.0 diésel de 141 CV y recuerdo que pasó sin pena ni gloria a nivel comercial. El diseño de la pick-up posiblemente tenía algo que ver al respecto. Me había olvidado de la Actyon Sports, hasta que a través de The Drive, he descubierto que existe una unidad a la venta en Estados Unidos, con un motor V8 Ford de carburación bajo su capó y escapes de camión. ¿Qué demonios?
La historia es estrambótica hasta decir basta. Lo primero que tenéis que saber es que esta pick-up coreana nunca se vendió oficialmente en Estados Unidos. Y en EE.UU. existe una regla que impide matricular y usar vehículos que no fueron vendidos de forma oficial en el país hasta que no tienen 25 años a sus espaldas. Esta pick-up es del año 2008, y algo no encaja. Es entonces cuando el artículo de The Drive explica que unas 4.000 unidades de esta pick-up fueron importadas a Estados Unidos en 2008, con el objetivo de ser transformadas en coches eléctricos.
Una empresa llamada Phoenix Motorcars trató de comercializar su propio Actyon Sports eléctrico, mientras que el grueso de unidades fueron a parar a una empresa distribuidora de electricidad. Las pick-up coreanas fueron suministradas sin motores, ya que iban a recibir baterías y motores eléctricos. El problema residió en que los muelles de la pick-up – no tiene ballestas en su eje trasero – no soportaban el peso de las baterías, las baterías y componentes eléctricos eran muy caros, y la propia SsangYong estaba inmersa en un proceso de bancarrota y reestructuración.
El resultado de todo ello es que las pick-up nunca fueron convertidas a propulsión eléctrica. El grueso posiblemente han sido achatarradas hace muchos años, pero algunos lotes de unidades fueron vendidas o subastadas. Jim Schmidt, mecánico veterano especialista en motores diésel, afirma a The Drive que un conocido suyo compró cientos de unidades por 500 dólares – en total, no 500 dólares por unidad. Sea como fuere, eran coches legalmente importados a EE.UU., y algunas personas decidieron darles uso transplantando diversas mecánicas bajo su capó.
El propio Schmidt compró seis unidades en su momento, e instaló en ellas motores 5.3 V8 de origen GM, un diésel Oldsmobile V8 – en los que es especialista – e incluso un turbodiésel de cuatro cilindros. Es un caso parecido al de la pick-up que está a la venta en Facebook Marketplace, en el estado de Kansas. La pick-up pertenece al padre del vendedor, que instaló bajo su capó un motor 4.7 V8 de origen Ford, quizá procedente de un Ford Mustang de primera generación y con una potencia en el entorno de los 225 CV.
Este motor está asociado a un cambio automático de tres relaciones de origen desconocido y lo realmente curioso es que expulsa sus gases a través de dos tubos de escape de camión montados en la caja de la pick-up. El vendedor sólamente pide 5.900 dólares por este curiosísimo vehículo. Me parece un precio barato, teniendo en cuenta que apenas tiene 5.000 km en el odómetro. No deja de ser una anécdota automovilística, pero me parece un coche ideal para iniciar conversaciones. Te garantizo que no te cruzarás con muchos en la carretera.