Todos tenemos un trabajo de ensueño, y en ciertas ocasiones los conseguimos. Así es el caso de Steve Jenny, de quien me atrevo a afirmar que tiene el mejor trabajo del mundo. Pero, un momento, ¿no sabéis quién es Steve Jenny? No os preocupéis, porque en los siguientes párrafos me voy a encargar de presentaros a este mecánico de precisión y técnico de medición francés que tiene la ardua, complicada, pero majestuosa responsabilidad de probar todos los Bugatti que se fabrican y decidir si son aptos para acudir al garaje de sus pudientes propietarios.
Criado en Alsacia, Jenny desarrolló desde una temprana edad una insaciable pasión por los coches. Se formó como mecánico y terminó especializándose como inspector de calidad para terminar trabajando en grandes empresas como BBS. Pero Steve Jenny quería más, y su ambición y profesionalidad le han llevado a un lugar idílico para muchos, pero seguramente también frustrante.
Steve Jenny, el hombre que prueba todos los Bugatti del mundo
Fue en el año 2004 cuando a Steve Jenny le cambió la vida tras recibir una llamada de un conocido. «Debes ver esto, hay unos coches en una pista de aterrizaje tan rápidos como un avión de combate», fueron las palabras que provocaron que Jenny se acercase a curiosear sobre lo que estaba pasando. «No eran aviones ni cazas, sino prototipos del Bugatti Veyron«, recuerda Steve mientras apunta que solo necesitó de un mes para convencerse de que quería trabajar allí.
Fue en julio cuando recibió una segunda llamada, aunque esta vez directamente de Bugatti. Fue así cómo se convirtió en uno de los primeros empleados en el resurgir de la firma francesa con una interesante y prometedora misión por delante: concebir un departamento ideado para la inspección no de cualquier vehículo, sino de todo Bugatti fabricado y que fuese a ser enviado a su propietario.
El resto podría decirse que es historia, pero lo cierto es que resulta de lo más interesante conocer los entresijos de la fabricación de un Bugatti. «La marca siempre ha exigido que los vehículos se entreguen en perfectas condiciones. Y no es para menos en un coche capaz de superar los 400 km/h», dice Steve Jenny.
Cómo es el proceso de pruebas de un Bugatti
Ahora bien, ¿a qué tipo de pruebas se someten los Bugatti que pasan por las manos del envidiado señor Jenny? El primer paso una vez completado el proceso de fabricación es revisar que la configuración del vehículo encaja con las exigencias del cliente. Y es que no es para menos en una empresa en la que, literalmente, el límite de creación lo pone tu cartera, pudiendo conferir un Bugatti único en el mundo.
Cuando comprueba que la extensa lista de deseos, caprichos y peticiones variopintas está correctamente asentada en el coche, Steve Jenny se asegura de que el sistema eléctrico funciona a la perfección. Pero después viene la parte verdaderamente emocionante, lo que Steve denomina como Las cuatro estaciones de Vivaldi. Verano, transición, invierno y análisis.
La prueba de conducción requiere aproximadamente de cinco horas conformadas por un total de 300 kilómetros cubiertos en la región de Alsacia. Durante la dinámica, Steve Jenny mide el calibrado de los pedales, su peso y su respuesta, así como la sensación del volante y asegurarse que no escucha ningún ruido extraño que pueda perturbar la tranquilidad de alguien que se ha gastado más de un millón de euros en un coche.
Pero también es necesario someter a los Bugatti a un proceso duro y doloroso para casi cualquier petrolhead que se precie. Cuando el odómetro de los hiperdeportivos marca 80 kilómetros, Steve Jenny los lleva por un camino pedregoso que nunca jamás volverá a pisar un Bugatti. Es a través de esta prueba cómo Steve mide la comodidad, aislamiento y ruido de suspensión del coche, asegurándose de que «en un vehículo tan individual y artesanal como lo son todos los Bugatti, todo debe ser perfecto.»
No obstante, es en la pista cerrada del aeropuerto de Colmar donde ocurre toda la magia. Allí, Steve Jenny lleva a cabo las pruebas de aceleración y velocidad, superando los 300 km/h en diversas ocasiones. Concretamente se realizan pruebas del sistema Launch Control, aerofreno, cambios bruscos y rápidos de carril, frenadas desde 200 km/h, frenadas completas y calibrado del ESP.
Tras dicho punto, Steve regresa a las instalaciones de Bugatti con sus conclusiones y notas, mediante las cuales confirma si el coche ha superado o no la extensa lista de exigencias que se le pide a toda criatura de la firma para poder partir hacia sus nuevos hogares. ¿Tiene el visto bueno de Steve Jenny? Entonces los mecánicas cambian el aceite -proceso que requiere para sus clientes un desembolso de más de 20.000 euros-, las ruedas y colocan los bajos originales del vehículo.
En total, cada Bugatti que pasa por las manos de Steve Jenny recorre entre 350 y 750 kilómetros según las exigencias y necesidades de cada unidad. No, no es un trabajo ni aburrido ni monótono tal y como él mismo afirma; y sí, creo que Steve Jenny tiene el mejor trabajo del mundo.