En los tiempos del crossover, los verdaderos SUV comienzan a escasear. No muchos fabricantes ofrecen un producto práctico, atractivo y de buena dinámica, que a la vez sea realmente eficaz fuera del asfalto. El Subaru Forester es uno de esos irreductibles, fiel a sus orígenes tras más de dos décadas a la venta. En esta ocasión, hemos probado una de sus versiones más equipadas: un Subaru Forester Executive con motor 2.0i bóxer de gasolina y cambio automático. ¿Logra mantener el tipo frente a la pujanza de la nueva generación de crossovers?
Los Subaru Forester fueron lanzados al mercado a finales de los años 90, en una época donde los todocaminos aún empleaban chasis de largueros procedentes de todoterrenos y tenían sistemas conectables de tracción integral. El Subaru Forester estaba mucho más cerca de un coche. Tenía una carrocería monocasco y un interior tan amplio como práctico. Desde su lanzamiento sólo estuvo disponible con motores bóxer y el eficaz sistema de tracción total Symmetrical AWD de Subaru – ambos elementos son instituciones en la marca.
Subaru Forester
Aunque no disponía de reductora, la eficacia de su sistema de tracción total, su altura libre al suelo y su rendimiento en condiciones de baja adherencia le granjearon una reputación de oro – ¿sabes que Subaru tiene los clientes más fieles en EE.UU.? Subaru acaba de presentar en el Salón de Nueva York la quinta generación de su superventas, cuya fórmula es casi idéntica a la de hace 20 años. A la cuarta generación aún le quedan unos meses a la venta, así que hemos creído una buena idea analizar uno de sus ejemplares más evolucionados.
Hace ya cuatro años un servidor analizó a fondo el Subaru Forester, en aquella ocasión equipado con el motor Bóxer Diesel. Podéis leer la prueba en este enlace. Si queréis conocer detalles de su habitabilidad interior, de su maletero o calidades, pasaos por aquél análisis: no han cambiado en absoluto – no hay mucho de lo que hablar, más allá de un equipo de infotainment actualizado. Este análisis se centrará en la combinación de motor de gasolina y cambio automático, así como en el sistema EyeSight, la gran novedad de la marca en cuanto a seguridad activa.
Gasolina y automático, ¿buena combinación?
Esta unidad equipa un motor 2.0 bóxer de gasolina. Sorprende ver un propulsor atmosférico de buen cubicaje en estos tiempos de downsizing y turboalimentación. El motor desarrolla 150 CV a 6.200 rpm, con un par motor de 198 Nm a 4.200 rpm. El precio a pagar por su sencillez mecánica y fiabilidad son unas prestaciones modestas: hace el 0 a 100 km/h en 11,8 segundos y su punta es de 192 km/h. Pero es realmente en recuperaciones y adelantamientos donde echamos de menos la “patada” de un motor turboalimentado, con más par motor a bajo régimen.
Este motor se asocia en nuestra unidad a un cambio automático Lineartronic de variador continuo. Es esta asociación la que nos hacer creer que el coche tiene unas prestaciones inferiores a las reales. Como buen cambio CVT, se produce esa incómoda sensación de resbalamiento sin fin cuando demandamos al coche una cierta aceleración: el bóxer se mantiene a un régimen constante mientras la velocidad va aumentando progresivamente. Si pisamos a fondo, el sonido será más que apreciable, pese al correcto aislamiento del motor.
Subaru ha querido emular la respuesta de un cambio tradicional con un arranque ciertamente agresivo. Si pisamos el acelerador con decisión la aceleración será inicialmente brusca. Modular con cuidado la presión sobre el pedal derecho es imprescindible si no quieres marear a tu pasaje. A ritmos constantes el motor tiene un sonido contenido, y su nivel de vibraciones es siempre muy contenido. En cuanto a los consumos, son uno de los puntos flacos de este Subaru Forester. Son elevados, en gran parte debido al uso de un sistema de tracción total permanente.
Una aerodinámica mejorable y un motor al que se le exige un alto régimen para obtener una buena respuesta son dos factores que influyen en sus consumos de forma negativa. En vías rápidas y a una velocidad de 120 km/h constante, los consumos superan los 8 l/100 km. En mi ciclo habitual de consumo mi mejor cifra ha sido de 7,4 l/100 km, dos litros por encima del consumo del Bóxer Diesel manual que probé hace años. En ciclo urbano es prácticamente imposible bajar de los 11 l/100 km, contando con un eficaz sistema Stop & Start.
¿Merece la pena decantarse por el motor de gasolina?
Desde luego, es la única forma de poder acceder al sistema EyeSight de seguridad activa, al menos en la gama Forester. Este sistema consiste en dos cámaras situadas a ambos lados del retrovisor central. La marca afirma que al ser más parecida a los ojos de un humano, es capaz de leer mejor las líneas de la carretera, así como a detectar otros vehículos. Gracias al sistema EyeSight, el coche disfruta de un control de crucero adaptativo, así como un asistente de mantenimiento de carril. Su funcionamiento fue impecable durante nuestra prueba.
Sólo en condiciones de visibilidad muy mala – un fortísimo aguacero – el sistema se desactivó. Por el momento, el sistema EyeSight solo se asocia al cambio automático Lineartronic. En la gama Forester, el sistema EyeSight se limita a las versiones de gasolina. Sí existe la asociación “diésel+EyeSight” en la gama Outback (ver prueba del Subaru Outback Bóxer Diesel). Personalmente, solo me decantaría por un Subaru Forester de gasolina si vamos a rodar pocos kilómetros al año, o si van a ser kilómetros fundamentalmente urbanos.
El sobreprecio del diésel es de 3.000 euros a igualdad de equipamiento y caja de cambios. A no ser que la dotación del sistema EyeSight sea un requisito indispensable – o tengamos una preferencia muy marcada por motores de gasolina – un Bóxer Diesel sería mi principal opción. En estos momentos no existen alternativas con caja de cambios manual en la gama Subaru Forester.
¿Sigue siendo el Subaru Forester una buena compra?
En mi opinión, lo es. Es un SUV extremadamente práctico, con un interior muy amplio y un maletero de 505 litros de capacidad. En sus 4,61 metros ofrece mucho más espacio que alternativas como el Ford Kuga o el Toyota RAV4. Presenta algunas lagunas en cuanto a infoentretenimiento – su sistema Subaru StarLink no es de última generación, no es compatible con Apple CarPlay/Android Auto – pero es absolutamente imbatible en bajas condiciones de adherencia. Ahí es cuando el sistema Symmetrical AWD impone su ley con puño de hierro.
Para muestra un botón: ¿has visto nuestra comparativa off-road entre este Subaru Forester y un Land Rover Discovery? Además, aunque retiene una buena dinámica sobre el asfalto – sin llegar a ser tan ágil y dinámico como un SEAT Ateca – tiene unos envidiables 220 mm de altura libre al suelo y unas cotas todoterreno líderes en el segmento SUV. Pese a su veteranía, sigue siendo una muy buena compra. A la espera de su quinta generación, recuerda que Subaru también ha actualizado al fondo el Subaru XV, igual de eficaz, más conectado y casi tan práctico.
¿Estás buscando un SUV mediano? En este enlace puedes consultar nuestra guía de compra, con todas las opciones disponibles en el mercado actualmente.