En Japón tienen cada vez más claro que el futuro del automóvil no pasa únicamente por el coche eléctrico, motivo por el cual Toyota, Mazda y Subaru han establecido una alianza para seguir desarrollando motores térmicos. Hablamos de un nueva hornada de mecánicas que prometen ser líderes en eficiencia y rendimiento, pero que sobre todo permitirán a marcas como Subaru mantener con vida al motor bóxer, combinándolo con la última tecnología en reducción de emisiones.
Hay futuro para los motores bóxer en la era eléctrica
Por un lado tenemos a Toyota presentando sus dos nuevos motores gasolina e híbridos que son compatibles con todo tipo de combustibles. Por otro lado Mazda está apostando de forma decidida por el uso de extensores de autonomía basados en una nueva generación de motores rotativos. ¿Pero qué pasa con Subaru?
Subaru Crosstrek
La tercera firma nipona que integra esta alianza ha decidido evolucionar su tecnología e-bóxer, un sistema de propulsión híbrido con el que ya en la actualidad ha conseguido electrificar gran parte de su gama. Y aunque Subaru mantiene sus planes para aumentar su gama de coches eléctricos, lo cierto es que los motores híbridos están llamados a seguir capitalizando el grueso de las ventas de la marca en el corto y medio plazo.
De este modo, durante la exhibición realizada por los tres fabricantes, Subaru se llevó hasta allí un Subaru Crosstrek donde se ha instalado la nueva generación de su tecnología híbrida. Sin dar demasiados detalles sobre este nuevo propulsor a gasolina, sí que se confirmaba el mantenimiento del diseño bóxer de cuatro cilindros como motor principal del esquema, mejorando su eficiencia y comportamiento.
Pero la gran novedad en esta mecánica híbrida está en la parte electrificada, pues Subaru da un paso más en este aspecto para otorgarle más protagonismo al motor eléctrico. Si bien Subaru siempre había planteado la parte eléctrica de sus motores híbridos para que sirviese como asistencia y poco más, ahora esto va a cambiar con el uso de un motor eléctrico más potente, que gozará de más autonomía y que permitirá a todo el sistema híbrido poder funcionar tanto en serie como en paralelo.
Gracias a poder funcionar en estos dos modos indistintamente, el sistema híbrido podrá escoger cuándo es mejor que ambos motores trabajen en paralelo, o por contra que sea el motor eléctrico el que impulse el vehículo mientras el motor gasolina tan sólo trabaja para generar energía eléctrica (en serie). Con este cambio de filosofía parece lógico pensar en una mejora en consumos y emisiones, algo que hasta ahora no ha sido el fuerte de los híbridos en Subaru, sobre todo si los comparamos con algunos de sus rivales.
Otra ventaja añadida en esta evolución está en la compactación que ha sufrido toda la planta híbrida, reduciendo así el espacio necesario para poder alojar todos sus componentes a lo largo del vehículo. Con ello Subaru podrá seguir manteniendo su eficaz sistema de tracción total, evitando además tener que reducir el volumen del tanque de combustible frente a versiones no electrificadas, pues en pos de poder emplazar diferentes componentes del sistema híbrido, coches como el Crosstrek se ven obligados a reducir el tamaño del depósito.
