A las reglas de homologación de la FIA le debemos mucho. Por su culpa las firmas han tenido que crear desde tiempos inmemoriables versiones de producción de sus coches de carreras, pequeños cupos convertidos en clásicos instantáneos, en codiciados objetos de deseo, en monturas de ensueño. El Porsche 911 Carrera RS 2.7 fue lanzado a comienzos de los 70 (en el Salón de París de 1972) para homologar a la versión de competición, al RSR y ahora, una de las 500 unidades iniciales (luego se fabricarían más tras el éxito inicial) puede ser tuya.
Además de ser más potente, 20 caballos más que el Carrera S de la época, el RS 2.7 contaba con una suspensión mejor, Bilstein y con neumáticos más anchos (entre otros cambios)
Amarillo, luciendo ese bonito alerón “cola de pato”, esos anagramas inferiores tan míticos y las llantas Fuchs, nos encontramos con una unidad que desde 1972 a 1996 ha vivido en su lugar de origen, en Alemania, en manos de un empresario alemán. Más tarde paso a manos de un coleccionista japonés hasta que en 2014 cayó en manos de su actual dueño.
Porsche 911
De la mano de su primer propietario este 911 Carrera RS 2.7 fue modificado para pasar de la configuración “Touring” a la más espartana y deportiva “Lightweight”, adaptando por el camino un tono blanco con la inscripción inferior en rojo, además de recibir una nueva caja de cambios y un diferencial.
El coleccionista japonés ya lo restauró tras comprarlo, pero al cambiar de dueño en 2014 esta unidad cambio de nuevo a su configuración original, volviendo al amarillo y a su condición de “Touring” de la mano de un especialista británico.
Sin duda alguna el Porsche 911 Carrera RS 2.7 es uno de los 911 clásicos más tentadores y ahora puede ser tuyo si pujas lo suficiente la subasta que RM Shotebys celebrará en febrero en París. Por ahora no se ha realizado una estimación de precio… pero prepárate, ya sabes la burbuja económica que envuelve actualmente a todos los deportivos clásicos… y en especial a los Porsche.
Recuerda que mecánicamente esta versión, derivada de un Carrera S, contaba con una mecánica de mayor cubicaje, de 2.7 litros. Gracias a este nuevo propulsor la potencia del 6 cilindros bóxer (atmosférico y refrigerado por aire) aumentaba hasta los 210 caballos.