Una de cal y otra de arena, así podríamos definir el último anuncio de Lamborghini. De un lado, ya podemos confirmar con total convicción que habrá un sucesor del Lamborghini Huracán en 2024 (denominado Lamborghini Temerario), pues la firma italiana ha conseguido convertir a este superdeportivo de «acceso» en todo un éxito de ventas, motivo por el cual está decidida a dar vida a una tercera generación de esta receta. Sin embargo, por primera vez desde su nacimiento, este superdeportivo será un desarrollo totalmente propio y ello podría suponer renunciar a cosas muy importantes.
El éxito del Lamborghini Gallardo, aumentado con creces con el Huracán, ha supuesto para Lamborghini un importante respaldo para seguir adelante con su gama de superdeportivos. Convertido en el modelo de acceso a esta gama, pues el Urus defiende en solitario otro planteamiento muy diferente, tanto Gallardo como Huracán fueron proyectos desarrollados en colaboración con Audi con el fin de repartir costes a través de la fabricación en paralelo de dos superdeportivos con con chasis, motores y algunos componentes en común.
Mientras Lamborghini ha conseguido cosechar un notable éxito comercial con ambas generaciones de su superdeportivo, Audi no ha tenido tanta suerte, lo que unido a la total electrificación en la que está sumida la marca alemana, hacen inviable el lanzamiento de una tercera evolución del Audi R8, por lo menos manteniendo la filosofía que hemos conocido hasta la fecha.
Pero esto no es un problema para Lamborghini, pues tal y como ha señalado Franceso Scardaoni como director de Lamborghini para la región Asia-Pacífico, la rentabilidad de este modelo – y de la marca en sí – es tal que pueden permitirse el acometer un nuevo desarrollo en solitario. Esto quiere decir que oficialmente Audi ya no colaborará con Lamborghini, dejando en manos de la marca italiana la creación de una arquitectura propia para dar vida al sucesor del Huracán. Esto no quiere decir que a futuro esta nueva arquitectura no pueda ser usada parcialmente por otra firma del grupo, algo que ya hizo Italdesign con el actual Huracán, pero lo que sí que no veremos es un algo similar en Audi. De haberlo, el Audi R8 de tercera generación será totalmente eléctrico y ello obligará a emplear otra base muy distinta.
La gran duda sobre el sucesor del Lamborghini Huracán está en tanto a su sistema de propulsión. Que será híbrido podemos darlo ya por confirmando, pudiendo incluso compartir tecnología con el recién estrenado Revuelto. El dilema está en qué motor térmico empleará, pues si bien el V10 atmoférico sería la opción preferida por los fans de la marca, todo apunta al uso de un motor 4.0 V8 Twin-Turbo, el mismo empleado por el Urus y otros muchos modelos del grupo Volkswagen. Este motor V8 permitiría no sólo incrementar las prestaciones del diez cilindros, sino que lo haría con un elevado margen para seguir ganando potencia en el futuro y ofreciendo en cualquier caso menores emisiones que las generadas por el V10.
Curiosamente con el Revuelto Lamborghini nos ha demostrado que a través de la hibridación es posible mantener con vida a todo un V12 atmosférico de 6,5 litros, pero quizá la marca no esté tan interesada en mantener con vida al V10 habida cuenta de la relación costes/beneficios que reportaría el pasarse al V8 híbrido.
Fuente: Drive