Los coches eléctricos comerciales comenzaron su andadura de masas hace algo más de una década. Su evolución ha sido meteórica, y para comprobarlo, no hace falta más que echar un vistazo a la autonomía, prestaciones o rendimiento de los primeros Nissan Leaf. Hoy en día tenemos eléctricos con autonomías cercanas a los 800 km, potencias superiores a los 1.000 CV y velocidades de carga fulgurantes. El progreso ha sido exponencial, pero la superbatería que CATL acaba de presentar podría dejar obsoletos muy pronto a todos los coches eléctricos del presente.
Antes de nada, conviene recordar quien es CATL. Estas siglas quieren decir Contemporary Amperex Technology Co. Limited) y es un fabricante chino de baterías afincado en Fujian. Lo realmente relevante de CATL es que es el primer fabricante mundial de baterías para coches eléctricos, con una cuota de mercado que en 2021 ya superaba el 32%. CATL suministra baterías a grandes fabricantes como los grupos BMW, Volkswagen o Hyundai-KIA, desarrolladas y producidas fundamentalmente en China. Es un auténtico gigante, y un líder global.
La empresa china, aprovechando la coyuntura del Salón de Shanghai, presentó una nueva batería llamada «Condensed Battery», que tras un nombre poco inspirador, esconde una verdadera revolución: una densidad energética dos veces superior a la de las baterías más punteras de hoy en día. Según CATL, estas baterías tienen una densidad energética de 500 Wh/kg, una cifra hasta hoy impensable en baterías destinadas al consumo masivo. Esta densidad es posible mediante una nueva estructura interna – micrométrica – de malla adaptativa.
Lo que nos interesa no es tanto la ingeniería tras este avance, si no que tiene el doble de densidad energética que las celdas actuales de vanguardia, superando en casi un 80% la densidad energética de las nuevas celdas 4680 de Tesla. De hecho, sin ser una batería de estado sólido, supera a algunas de las primeras baterías semi-sólidas presentadas por marcas como NIO. La ventaja de una densidad energética tan elevada es que permite reducir el peso y volumen de las baterías de forma muy notable a igualdad de capacidad de almacenamiento energético.
Es decir, podría ofrecer 100 kWh de capacidad con el tamaño y peso de una batería actual de 50 kWh. Esto es una excelente noticia para el sector, que vive lastrado por el enorme peso y tamaño de las actuales baterías para coches eléctricos. Estas celdas también deberían reducir el coste de las baterías, y por tanto, el precio del vehículo eléctrico – que a día de hoy sigue siendo más caro que el vehículo de combustión equivalente. Algo muy importante a recalcar es que este avance tecnológico no es vapor: CATL las producirá en masa ya este mismo año 2023.
De hecho, estarán suministrándolas a partir de 2024 a fabricantes de coches. Estas nuevas baterías pueden marcar un punto de inflexión en el desarrollo del coche eléctrico. Un gran salto tecnológico cuya contrapartida más negativa es el agravio comparativo que provocarán para con los actuales coches eléctricos. En un mundo que se mueve tan rápido, es uno de los riesgos a los que se exponen los «early adopters» de tecnologías como los coches eléctricos. Y sin embargo, el hito tecnológico podría no solo darse en el sector de la automoción.
En la conferencia de prensa en la que se presentaron estas baterías, CATL afirmó que son ideales para que arranque la electrificación de la aviación civil. No solo por su densidad energética, si no por sus estándares de seguridad. No veremos aún un Boeing 737 eléctrico, pero podríamos comenzar a ver a medio plazo más y más proyectos de cero emisiones en pequeños aviones, electrificación de los PTU de a bordo, o incluso aviones de pasajeros de corte regional y corto alcance. El futuro es, desde luego, electrizante y nos guste o no, está en manos de empresas chinas como CATL.