Hace más de tres décadas Amar Bose – que nada tenía que ver con el cantante, y sí con el famoso fabricante de sistemas de sonido – tenía una brillante idea. Tras más de una mala experiencia con un coche con unas suspensiones incómodas, el fundador de Bose imaginó un sistema de suspensiones magnético que no era muy diferente del sistema que hacía sonar a sus altavoces, sobredimensionado para soportar desde sus cuatro esquinas más de una tonelada de peso. Así nacía un sistema que bien podría compararse con el de una alfombra voladora, una serie de sensores, y sistemas de suspensión con un motor electromagnético, mantenían la carrocería estable, aunque el coche pasara por encima de baches, resaltos, o lidiara con giros de radio corto a gran velocidad.
Bose comenzó a trabajar en esta tecnología en 1980. Por aquel entonces, la compañía de sistemas de sonido invirtió bastantes recursos en un proyecto que denominaron como Project Sound, para evitar discusiones incómodas y explicaciones nada sencillas ante el departamento de cuentas, pero también para que esta tecnología permaneciera en el anonimato. Hasta que en 2004, Bose decidió que había llegado el momento de mostrarle su tecnología a los medios. Y para ello escogió una demostración que no podía ser menos espectacular.
El sistema de Bose era tan preciso que los Lexus LS400 que equiparon con su tecnología eran capaces de mitigar cualquier rebote, cualquier movimiento de balanceo o cabeceo, en situaciones en las que el Lexus de serie no podía hacer otra cosa que saltar, al superar un resalto, o dar ostensibles tumbos, al practicar un slalom entre conos.
Basta un vistazo al vídeo superior para comprobar que esta tecnología, incluso hoy en día, supondría toda una auténtica revolución en la industria. Y eso que en los 13 años que han pasado desde este vídeo, hasta la actualidad, hemos visto sistemas muy sofisticados capaces de reducir la inclinación del vehículo, o esos indeseables saltos al pasar un resalto, como los presentados en el nuevo Mercedes Clase S, o los sistemas de suspensiones activas y 48 voltios que emplean productos como el Porsche Cayenne o el Bentley Bentayga.
Pero definitivamente, y aunque Amar Bose fue todo un visionario al vislumbrar este sistema, inspirado en la tecnología de sus altavoces, probablemente era una tecnología demasiado avanzada en aquellos años.
Hasta el último momento, Bose siempre confió que esta tecnología sería viable en un producto de gama alta. Pero la historia nos demostraría que veríamos muchos equipos de sonido Bose en los coches que llegarían a lo largo de la siguiente década, pero ningún automóvil con suspensiones Bose. Aunque la compañía sí que comercializaría un sistema, con una tecnología parecida, para los asientos de camiones y transporte pesado.
En un giro inesperado de la historia, estos días conocíamos que una compañía de Boston fundada por ingenieros graduados en el MIT se había interesado por esta tecnología. ClearMotion Inc. lleva trabajando desde 2008 en diferentes tecnologías para la automoción, sobre todo centradas en sistemas de suspensiones, actuadores y el software encargado de gestionarlo. Este mismo año recibía una ronda de financiación de 100 millones de dólares (ver noticia en Tech Crunch) para avanzar en estos desarrollos. Y estos días nos sorprendía adquiriendo la tecnología de suspensiones de Bose (ver noticia en Extreme Tech).
Los avances de la tecnología, que sobre todo han conseguido que los sistemas de control del movimiento, y los dispositivos electromagnéticos que requería el sistema de Bose, ganen en precisión, y reduzcan su coste, abren las puertas a una tecnología que quiere abrirse paso en la industria del automóvil y cuyas aplicaciones pueden llegar incluso más allá y aplicarse en otros sectores. ClearMotion también ha adquirido otras tecnologías de Bose, como sistemas activos para los asientos de camiones y vehículos de transporte, destinados a mejorar el confort del conductor.
Ahora bien, ¿conseguirá ClearMotion hacerse un sitio y competir con fabricantes que, lejos de quedarse dormidos, han estado trabajando en sistemas tan sofisticados como este? Probablemente en cuestión de meses, y sobre todo años, salgamos de dudas.