Audi Q4 e-tron, Mercedes EQA, Kia EV6, Hyundai IONIQ 5, Ford Mach-E, Volkswagen ID.4… todos ellos conforman la última hornada de coches eléctricos destinados al gran público, son SUVs y juegan la baza de ofrecer una experiencia premium. De hecho, este artículo podría haberse titulado «El coche eléctrico, responsable de la muerte de la berlina de tamaño medio y de la hegemonía SUV». Pero, ¿por qué la mayoría de los fabricantes se centran en ofrecer este tipo de coches?
Mercedes-Benz Mercedes EQA
Si cuesta más, tiene que parecer más caro
El primer motivo es justificar el desembolso económico que nos supone comprar un coche eléctrico, el cual es considerablemente mayor a sus homólogos de combustión si no entran ayudas en juego como el MOVES III. Así pues, el cliente ve que paga más, y a cambio, la marca le ofrece «más chapa» en forma de una carrocería de aspecto todoterreno que le cuesta producirla poco más que una tipo familiar o berlina. De hecho, se trata del mismo juego que se da con los actuales SUVs, salvo que esta vez el beneficio económico se destina a ese tren motriz.
Sin embargo, ese plus no es suficiente, y es por ello que se intenta asociar esa imagen premium a todo eléctrico. Por un lado, marcas como Mercedes con sus recientes EQA y EQB o Audi con su nuevo Q4 e-tron no tienen nada que demostrar en este aspecto, pero otras, como Kia y Hyundai con el EV6 e IONIQ 5, respectivamente, están haciendo especial hincapié en ello.
En cambio, si aludimos a la razón, es verdad que una carrocería SUV permite un espacio extra bajo el piso para alojar las baterías, pero lo cierto es que en el actual panorama de plataformas compartidas y modulares no tiene tanto sentido. Por contra, una berlina tiene una mejor aerodinámica, algo sumamente importante en un coche eléctrico para conseguir esos pequeños kilómetros de autonomía extra, y es que no olvidemos que en ellos se llega a emplear elementos como llantas semicarenadas.
¿La inevitable electrificación acabará con las berlinas, sedanes, compactos y familiares?
La electrificación del parque móvil europeo es inevitable, y la verdad es a estas alturas eso ya no es un secreto. A las marcas les da igual vender un eléctrico, un diésel o un gasolina, pero los diferentes gobiernos les empujan en ambas direcciones a abandonar los motores de combustión. En la parte macroscópica tenemos normativas anticontaminación con la Euro 7 que está actualmente debatiéndose, el límite de emisiones con sus correspondientes sanciones según la normativa CAFE y grandes planes de impulso económico condicionados a proyectos de electrificación.
Así pues, si lo anterior les invita a fabricar sólo coches eléctricos, la demanda tiende a ser la misma, pues el cliente ve como comprar un coche de este tipo sólo trae ventajas asociadas, o al menos así se lo hacen ver: hasta 7.700 € de ayuda (que luego tributan), un menor coste por kilómetro recorrido (siempre que se recargue en casa), poder acceder al centro de la ciudad (según una normativa previamente elaborada)…
Por tanto, salvo en franjas de precios superiores donde las razones de compra obedecen otras prioridades, y donde sí es posible encontrarse máquinas como el Porsche Taycan o el Audi e-tron GT, todo eléctrico con cierto empaque y pensado como tal desde el minuto cero en esa horquilla de los 35.000 € – 45.000 € pasa por lo crossover, aunque modelos como el Tesla Model 3 y futuro BMW i4 dan pie a la esperanza y a que se frene la «suvmanía eléctrica» en pos de un mayor abanico de opciones que beneficie el cliente final.