El segmento B-SUV, prácticamente sin quererlo, ha canibalizado una gran parte de las matriculaciones que años atrás estaban protagonizadas por los compactos de carrocería convencional, de cinco puertas, del segmento C (todo esto dentro de una caída generalizada del volumen de matriculaciones en toda Europa). Por esto mismo, no tener una apuesta sólida en forma de SUV de pequeño tamaño dentro de este segmento supone directamente perder relevancia comercial.
Teniendo esto claro, Mazda ha tenido durante muchos años posicionado dentro de esta categoría un modelo que no ha obtenido todo el éxito que tal vez merecía tener, en parte, puede, que por un precio superior a la media, pero que sin duda lo compensaba con una dinámica y solidez interior también más alta que la de sus rivales. Hablamos del Mazda CX-3.
Imágenes del Mazda CX-3






A la venta hasta ahora con mecánicas diésel y gasolina, sólo han estado estos últimos compases a la venta las del último tipo, y en vísperas del lanzamiento del nuevo B-SUV de Mazda, bien merece la pena, tal y como han hecho en Carscoops, saber en qué apartados está haciendo la firma japonesa especialmente fuerte al futuro modelo, que se convertirá en el SUV más barato de toda su gama, lo que viendo el éxito de los CX-30 y CX-5, resulta de una relevancia absoluta.
Y es que, aunque el CX-3 ha servido para acabar de sentar las bases de una Mazda de éxito en Europa, la realidad es que no ha tenido la misma acogida que los modelos de mayor tamaño de la marca, algo que también se puede aplicar al Mazda 2. Y es que, en un segmento como este, lo que se pone en valor es un precio más comedido. ¿Habrá tomado nota Mazda de esto?
En base a lo que apuntan desde el medio americano, podría ser. No porque vayan a lanzar un modelo de enfoque más asequible, sino porque la marca puede estar aprovechando para reposicionarlo en su gama, algo que se certificaría si finalmente se acaba llamando Mazda CX-20, lo que podría dar lugar a un modelo aún más compacto y, por lo menos, no más caro.
Teniendo esto en cuenta, además de lo acertado de Mazda en cuanto a la calidad interior de sus coches, así como una dinámica que no hace más que transmitir solidez por su aplomado rodar y buen comportamiento, podríamos estar ante uno de B-SUV de verdaderas aspiraciones premium a precio algo más reducido. De hecho, este segmento sólo tiene una apuesta de este tipo en el mercado europeo: el Lexus LBX, que haciendo uso de la plataforma y mecánicas del Toyota Yaris Cross pone sobre la mesa una ejecución más cuidada tanto por imagen como por calidad interior. También cabe esperar una mecánica que si no la hereda de manera directa de los Lexus y Toyota, será una híbrida ligera.
En cuanto a diseño, lo más obvio de esperar es un Mazda CX-60 compactado hasta dimensiones propias de un segmento B, de entre 4,2 y 4,4 metros de longitud. Esto es algo que en realidad Mazda ya confirmó en cierta medida con la publicación de dos renders (uno de ellos el de la imagen superior) a principios de este año. Sea como fuere, para acabar, la realidad es que hasta mínimo finales del presente 2025 no veremos una presentación por parte de Mazda en este sentido.
Imágenes del Mazda CX-3





