Un buen día, Nobuhiro Tajima tuvo una idea para conquistar Pikes Peak: montar en un Suzuki Cultus dos motores de cuatro cilindros en línea, uno en cada eje, para lograr una potencia de 800 caballos y un par de 900 Nm. Fue segundo, se convirtió en el germen del mítico Suzuki Escudo y hasta ahora era el Suzuki Cultus más bestia que habías visto: esta unidad impulsada por un V8 no se queda corta.
El Suzuki Cultus era en Europa el Suzuki Swift y en Estados Unidos el Geo Metro, construido por GM en colaboración con la marca japonesa a través de CAMI Automotive (la empresa en la que ambas participaban con un 50%) con las modificaciones necesarias para el mercado norteamericano. Ben Schmidt vive en Nekoosa (Wisconsin, EEUU) y tiene un Geo Metro impulsado por un V8.
Un V8 de berlinas
La unidad del protagonista de esta historia estaba equipada con un motor de tres cilindros y 1.0 litros, características que lo convertían en uno de los modelos más eficientes en lo que a consumo se refiere. Le debía parecer insuficiente porque decidió cambiarlo por un V8 de GM conocido como LS4: el bloque que, hasta 2009, equipaban modelos como el Chevrolet Impala SS, el Monte Carlo SS (la versión coupé del Impala), el Buick LaCrosse Super o el Pontiac Grand Prix GXP.
Eran, efectivamente, una colección de berlinas que en su interior contenían un V8 de tamaño compacto y 5.3 litros que estaba fabricado en aluminio y pesaba 217 kilos. Tenía, además, desactivación de cilindros, inyección de combustible sin retorno y un moderno sistema de sellado. Ben Schmidt se decantó por él porque su ubicación en el vano motor era transversal, un punto en común con el Geo Metro que se fabricaba exclusivamente con bloques instalados de esa manera.
Cuatro veces más potencia
El V8 entregaba 311 CV de potencia y genera un par máximo de 438 Nm mientras el motor de este Geo Metro se quedaba en 56 CV y 79 Nm; la versión más potente (un bloque de cuatro cilindros y 1.3 litros) desarrollaba 72 CV y 100 Nm. Si habéis hecho las cuentas os habréis dado cuenta de que, con los cambios de Ben, este coche urbano tenía cuatro veces más potencia que su versión tope.
Obviamente no había sitio para él en el vano motor delantero así que fue trasladado a la parte trasera. Esta no fue la única modificación que Ben tuvo que hacer. En las berlinas que hemos mencionado antes, el V8 iba asociado a una transmisión automática de cuatro velocidades 4T65E-HD que fue sustituida por una 4T80-E: también era automática, también tenía cuatro velocidades y estaba especialmente diseñada para funcionar con ese motor.
Las conclusiones… y el final del Geo Metro
¿Se habían acabado aquí los cambios? No. El chasis fue reforzado y el motor de arranque, por ejemplo, tuvo que ser acomodado en el cárter. El depósito ocupa el espacio libre debajo por el motor original y en el lado izquierdo de la ensanchada carrocería se abrieron unas entradas de aire laterales para obtener refrigeración. El pequeño tubo ubicado en la parte derecha de la zaga es el extremo del escape… cuyo sonido, lamentablemente, no coincide con el rugido del V8.
Con el motor original, el Geo Metro ya había recorrido 201.168 kilómetros. ¿Y tras la llegada del V8? Se llevó a cabo una prueba de 241 kilómetros sin problema alguno así que Ben añadió al odómetro 805 más. Tras acumular algo más de 1.000 kilómetros llegaron las conclusiones: por encima de 100 km/h, el coche sobreviraba demasiado y era necesaria mucha concentración para mantenerse la trayectoria.
Ben sabía que todavía quedaba trabajo por hacer en su Geo Metro impulsado por un V8: debía modificar las tomas de aire laterales, ensanchar (aún más) la carrocería… pero no tenía tiempo para ello y, probablemente, tampoco el ánimo necesario así que decidió venderlo por unos 6.000 euros. Toda una ganga teniendo en que es un ejemplar único y, probablemente, la unidad más bestia desde aquella que escaló Pikes Peak.
Imágenes: Ben Schmidt (Facebook Marketplace)