Suzuki ha anunciado que el Jimny está devuelta en Europa como vehículo comercial ligero, lo cual es una gran noticia, ya que se trata de un verdadero icono contemporáneo, deseado por los amantes del 4×4 y de lo neoretro a partes iguales, y que a principios de año moría de éxito (y por las normativas europeas anticontaminación).
¿Cómo es este Jimny comercial ligero?
Resumiendo podríamos decir que el Jimny en su versión comercial es exactamente igual al que ya conocíamos de pasajeros, con la misma estética, capacidades off-road y equipamiento, salvo por el hecho de sólo contar con dos plazas y un espacio de carga totalmente diáfano, con suelo plano y una red de separación con los dos ocupantes de la plazas delanteras, cubicando un total de 863 litros (33 litros más que la versión de pasajeros con los asientos de la segunda fila abatidos). Sin embargo, y aunque en la práctica la única diferencia sean esos dos asientos de menos, debes tener muy presente que al tratarse de un vehículo comercial, y matricularlo como tal, la velocidad máxima legal en autovía es de 100 km/h, y no 120 km/h, además de los intervalos entre ITV menores.
Suzuki Jimny PRO
Como decíamos, sigue conservando sus increíbles aptitudes off-road, ya que mantiene un chasis de largueros y travesaños, tracción integral con reductora y la suspensión por eje rígido, lo que viene siendo la configuración de libro para un TT puro. A nivel mecánico, dado su escaso peso (1.090 kg en orden de marcha) sigue recurriendo al conocido 1.5 litros de gasolina que rinde 102 CV y 130 Nm de par, cifras con las que no consigue unas prestaciones de vértigo, pero sí desenvolverse dignamente fuera del asfalto y en ciudad, dos dos hábitats preferidas. Asimismo, este propulsor va asociado a una caja de cambios manual de 5 relaciones con reductora y tracción integral conectable.
En cuanto equipamiento, mantiene elementos como el sistema anticolisión con frenado automático, control de descensos, reconocimiento de señales de tráfico o la función de llamada de emergencia en caso de accidente.
Nunca han pesado tanto 95 gramos
Antes de despedirnos recordemos brevemente la historia de este particular micro-tototerreno para así poder entender esta maniobra por parte de Suzuki. El Jimny nacía allá por el año 2018, momento en cual nadie podía imaginar el éxito que iba a tener, y si bien es cierto que cuenta con un pequeño, pero fiel, grupo de seguidores que valoran sus cualidades off-road, en el momento que se conoció su diseño encandiló a más de uno. Se trataba, y se traba, de una estética neoretro, muy al estilo de un Jeep, que ha cuajado muy bien, haciendo que muchos clientes que antes se fijaban en un MINI o en un Fiat 500, ahora quieran un Jimny.
A priori ese comportamiento no puede parecer lógico, pero es que estamos ante un cochecito de 3.645 mm de longitud (3.480 mm si no tenemos en cuenta la rueda de repuesto colgada en el portón trasero), por lo que es ideal para un entorno urbano, además de contar con esa posición de conducción más arriba y con mayor visibilidad, y también con una suspensión capaz de tragarse sin rechistar todos los resaltes que se encuentre a su paso.
Así pues, la fábrica japonesa donde se iba a producir tenía una capacidad inicial de unas 60 mil unidades anuales, y la demanda inicial fue tal, propiciada también por un bajo precio (17.000 €) para lo que ofrecía, que literalmente se encontraba desbordada. En ese momento se barajó la posibilidad mandar parte de la producción a la planta de Maruti, la filial india de Suzuki, pero en lugar de eso se optó por implantar una segunda línea de producción paralela en la factoría nipona, que tampoco dio los resultados esperados. Todo esto desembocó en largas listas de espera para el deseoso cliente de un Jimny, que vio como pasaban de 6 meses hasta un año y medio, y como el mercado de ocasión se frotaba las manos con la especulación.
A todo lo anterior le sumamos el verdadero detonante del cese temporal de Jimny ocurrido a principios de año, y es que debido a la normativa europea anticontaminación de los 95 g de CO2/km, Suzuki debía de pagar una cuantiosa multa por cada unidad vendida, por lo que ese sobrecoste finalmente lo trasladó al cliente final en forma de un sobreprecio de unos 3 mil euros. Así pues, y tras ese parón para aliviar en cierta medida la fábrica, el Jimny ha vuelto a Europa en esta versión comercial, la cual se enfrenta a una normativa más laxa, mientras se supone que los japoneses resuelven el problema de las emisiones para la versión convencional dotándolo de una mecánica mild-hybrid similar a las de sus actuales modelos, como por ejemplo el 1.4 de 129 CV del S-Cross.