En estos momentos, es muy complicado comprar un todoterreno barato en España. Si tu presupuesto es limitado puedes optar por un quad con tres bloqueos de diferenciales y reductora como el Kymco MXU 550, pero si quieres un coche de verdad, la opción más barata sigue siendo el Suzuki Jimny. El todoterreno japonés es imparable fuera del asfalto, tiene unas cotas impresionantes, es un coche carismático y divertido y cuesta menos de 24.000 euros. Podríamos pensar que es el 4×4, pero esconde un oscuro secreto del que tenemos que hablar.
El gran «secreto» del Suzuki Jimny
El Suzuki Jimny de cuarta generación comenzó a venderse en Europa a finales de 2018, y pronto nos conquistó. Se convirtió por derecho propio en uno de los reyes de nuestro canal de YouTube y asombró a propios y extraños por su eficacia. Sin embargo, en 2020, Suzuki lo retiró de la venta. El motivo fue la normativa europea de emisiones medias de flota, y las multas a ella asociadas. Suzuki debía cumplir unas emisiones medias muy bajas y el mero hecho de vender el Jimny les hacía pagar unas multas económicas imposibles de asumir con su precio y volumen.
Suzuki Jimny PRO
Sin embargo, un año después, el Suzuki Jimny volvió a las carreteras europeas bajo la denominación Suzuki Jimny Pro. Y bajo esa denominación, esconde un secreto: ahora es un vehículo homologado bajo el epígrafe N1. Es decir, es un vehículo industrial. Es la única forma que Suzuki ha tenido de volver a venderlo en Europa, acogiéndose a una normativa de emisiones más laxa. No obstante, su clasificación como vehículo industrial, apareja consigo algunos cambios físicos en el vehículo y unas cuantas imposiciones normativas.
En primer lugar, el todoterreno pierde sus plazas traseras, que son reemplazadas por un espacio de carga de 863 litros de volumen, separado mediante una malla metálica de la cabina. Sus plazas traseras y maletero ya eran testimoniales, pero el coche se convierte en un biplaza estricto – nos guste o no. Sin embargo, en mi opinión, el mayor inconveniente de un vehículo comercial es que su velocidad máxima es de 100 km/h en vías rápidas. No podemos circular a 120 km/h, y seremos multados de forma acorde a la velocidad máxima tipificada para nuestro vehículo.
Además, la frecuencia de las ITV cambia. Los vehículos industriales ligeros, como es el caso del Jimny Pro, pasan su primera ITV a los dos años, la revisión es bienal hasta llegar a los seis años y anual hasta que cumplan diez años. A partir de los diez años de edad, deben someterse a una ITV cada seis meses. Es una exigencia administrativa muy superior a la de un turismo. La parte positiva de todo este lío burocrático es que la esencia del Jimny no varía: sigue teniendo su chasis de largueros, su reductora, sus dos ejes rígidos y unas excelentes cotas off-road.
Su ángulo de ataque es de 37º, su ángulo ventral de 28º y su ángulo de salida de 49º, posibles gracias a la corta batalla del coche y sus 210 mm de altura libre al suelo. Su motor es un 1.5 atmosférico de gasolina con 102 CV, y aunque no cuenta con bloqueos en sus dos diferenciales – no tiene diferencial central, su sistema 4×4 es conectable – tiene un control de tracción AllGrip que resulta tremendamente efectivo en zonas de agarre deficiente o en trialeras. En cuanto a su equipamiento, no es un coche especialmente pródigo.
Cuenta con aire acondicionado, asistencias como alerta de cambio de carril o lectura de señales de tráfico, o control de velocidad, pero carece de un equipo de infotainment moderno: tiene un manos libres Bluetooth y una radio CD con MP3. Nada más. Su precio en estos momentos arranca en 23.568 euros. Es un precio correcto para un coche de sus características, especialmente si tenemos en cuenta que tenemos que dejar muy atrás la frontera de los 30.000 euros para encontrar un vehículo con capacidades todoterreno equivalentes.
Fotos del Suzuki Jimny Pro
