Stellantis ha sido la primera en dar un golpe sobre la mesa en algo que parecía realmente necesario y puede cambiar el panorama en Europa. Es el ejemplo literal del viejo dicho «Si no puedes con el enemigo, únete a él«. Es decir, si van a venir con todo en los próximos años, con o sin aranceles, el gigante liderado por Carlos Tavares ha optado por ser parte de ese crecimiento.
Leapmotor presenta sus T03 y C10, dos coches asequibles eléctricos
En Milán, Leapmotor presentó los dos modelos con los que hará su entrada al Viejo Continente, el T03 y el C10. Dos apuestas completamente distintas que comparten la idea del coche barato eléctrico. Stellantis cuenta con el 21% de Leapmotor, además de haberse creado la joint venture Leapmotor International que es lo que realmente vamos a ver en nuestras calles.
Leapmotor T03
Y es que de aquí a finales de 2024 veremos los Leapmotor en Alemania, Bélgica, España, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Rumanía y Suiza. Para ello, se beneficiarán de la ya existente red de concesionarios de Stellantis. Además, en los próximos tres años Leapmotor ha prometido que llegarán nuevos modelos para completar la gama.
Por un lado tienen el T03, un coche urbano eléctrico cuyos reclamos son dos: el contar con 265 km de autonomía y un precio de 18.900 €, reducible hasta 11.900 € con las ayudas del Plan Moves. El planteamiento del SUV C10 es diferente, con una autonomía de 420 km y un maletero de 435 l de capacidad, ampliables a 1.410 l al abatirse las plazas traseras. El precio del C10 parte de los 34.900 €, que se quedan en 27.900 € con las ayudas del Plan Moves.
Aunque los Leapmotor se construyen en la fábrica de Jinhua, Stellantis tiene los derechos para fabricar sus modelos en suelo europeo, de manera que aparecerán en cadenas de montaje, lo cual ocurrirá en Polonia (Tychy) con el T03 antes de acabar el año (Automotive News Europe). La presencia de un coche barato de fabricar puede ser la clave para aliviar el gran problema existente en las líneas de producción europeas, motivado tanto por la deceleración en ventas de coches eléctricos como por los precios de los coches, que ha causado un menor volumen de trabajo en las cadenas de montaje (al venderse 2 millones de coches menos que en 2019).
Los aranceles, una trampa de «falsa seguridad»
«Creemos que muchos de nuestros competidores acudirán a compañías chinas (…) para utilizar su plataforma a nivel global», afirmó el CEO de Ford, Jim Farley. Ford ha sido muy criticada en Estados Unidos (donde se quiere, a nivel efectivo, acabar con los coches chinos al prohibir software procedente de allí) por usar en su fábrica de baterías tecnología del gigante chino CATL (Reuters).
Tavares, por su parte, ya afirmó que los aranceles le parecían una trampa porque estos dan la falsa seguridad de que no hace falta bajar los precios de los productos en el mercado (Reuters). Otros opinan que los aranceles dan un tiempo a mejorar los coches eléctricos occidentales frente a la ofensiva china. «Si tratan simplemente de copiar y pegar, no pueden competir con los rivales chinos en costes. La innovación es necesaria o de lo contrario se encontrarán en un callejón sin salida«, afirmó Moshiel Biton, CEO de la marca de baterías israelí Addionics.
