Nada de lo que vamos a hablar ahora es realmente nuevo. Sin embargo, es probable que tú nunca antes lo hayas escuchado. Se trata de la forma de tomar curvas en la que ha basado su éxito Marc Márquez. Una forma más agresiva que se aleja de la teoría de toma de curvas típica de principiantes, pero que tiene todo el sentido del mundo, y que forma una parte básica del pilotaje deportivo.
En algún momento de nuestra vida, tanto si somos aficionados a las motos como a los coches, nos hemos interesado por la técnica de conducción, buscando el máximo rendimiento del vehículo. Esto se aplica principalmente al circuito, aunque es probable que lo hayamos aplicado sobre todo en videojuegos.
Y si eres fan de títulos como el Gran Turismo, probablemente conoces la técnica de toma de curvas «fuera, dentro, fuera». Apuras el exterior de la curva en la entrada, para acercarte al vértice y luego volver a aprovechar la anchura de la curva para salir. De esta forma, estás definiendo una curva lo más circular posible, pudiendo mantener la alta velocidad el mayor tiempo posible. Con poco que te interese el mundo del motor, conoces esta técnica.
Es exactamente la técnica que no utiliza Marc Márquez. O al menos, no es la que define el estilo del piloto que tantos éxitos le ha traído.
Toma de curvas «point and shoot»
Si la técnica anterior es conocida como «corner speed», y busca trazar la curva más amplia posible para mantener la máxima velocidad, la técnica que quizás no conozcas y que Márquez explota a la perfección es la del «point and shoot».
En el «point and shoot» se ataca directamente el vértice de la curva, en una línea casi recta, frenando muy tarde y con mucha potencia de frenada. El giro se hace en un corto espacio de tiempo y muy rápidamente, volviendo a acelerar fuerte una vez que la moto ha cambiado de dirección.
Quizás creas que esta técnica es especialmente útil en los adelantamientos, pero lo cierto es que no solo es útil para adelantar al piloto que llevas delante, también es eficiente desde un punto de vista teórico y físico en determinadas condiciones.
Evitando la pérdida de tracción
Para tomar una curva a máxima velocidad aprovechando la anchura de la misma y siguiendo la técnica «fuera, dentro, fuera», hay que mantener la moto en un ángulo de inclinación importante durante un largo periodo de tiempo. Eso implica dos cosas. La primera es que vamos a tener menos superficie de la rueda en contacto con la pista, lo que facilita la pérdida de tracción. Y al tener que mantener esta posición durante toda la curva, estamos aumentando las posibilidades de perder tracción y, por tanto, velocidad y aceleración.
Y aunque mantener una velocidad relativamente constante podría producir menos deterioro en los neumáticos que la frenada y aceleración repetidos, lo cierto es que en este caso no resulta tan obvio.
Siguiendo la técnica de toma de curvas «point and shoot» la moto se mantiene inclinada durante menos tiempo, y por tanto se reduce el deterioro en el exterior del neumático, que en los últimos años ha sido una zona más crítica. Al contrario de lo que sucede con la técnica de toma de curvas «corner speed», la moto se va a mantener inclinada muy poco tiempo, reduciendo las posibilidades de perder adherencia. Esta forma de pilotaje de Marc le ha permitido en la última década mantener los neumáticos en mejor estado de cara a las últimas vueltas. O al menos, cierta sección de los neumáticos que ha sido clave.
Una técnica difícil
Es verdad que llegar a dominar una técnica al 100% requiere de un nivel de excelencia altísimo, y que en realidad cualquier piloto profesional tiene cierto dominio de ambas técnicas. Sin embargo, también es verdad que la técnica del «point and shoot» puede llegar a ser más exigente en cierto ámbito.
Mientras que la técnica «fuera, dentro, fuera» implica una gran precisión para mantener siempre la velocidad máxima y no perder nada de grip, con el «point and shoot» hay que ser muy certero controlando la frenada, y luego la aceleración, para evitar deteriorar el neumático en la entrada y salida de curva, y además hay que adaptarse a un comportamiento de la moto que cambia en cada vuelta y que puede llegar a ser impredecible o hasta errático (¿os suena haber visto a la Honda hacer algún extraño en los últimos años?).
Por otro lado, la técnica tiene otra ventaja si se aplica de forma correcta, y donde ha tenido una gran relevancia el entrenamiento de Marc Márquez con motos de tierra. Una moto de tierra exige el máximo control de la moto debido a que la adherencia es cambiante y requiere de máxima adaptación. Una de las mejores formas de buscar el máximo agarre de la moto es sacando el cuerpo al exterior de forma agresiva (algo muy común en Marc). Al sacar el cuerpo «lejos» de la moto, cambiamos radicalmente la respuesta física de esta al giro. Y además, permite mantener la moto en una posición más vertical.
Esta verticalidad mantiene una mayor superficie de los neumáticos pegada al asfalto, elevando la adherencia, reduciendo la distancia de frenada, y también aumentando la aceleración en la salida. De hecho, produce una situación que puede llegar a ser antinatural para el piloto, y es que al contar con tanta adherencia, dar más gas ayuda a completar el giro.
Por supuesto, tener que sacar al completo el cuerpo de la moto, y mantener esta lo más vertical posible, requiere de un esfuerzo físico agresivo. Sacar el máximo rendimiento de estas técnicas puede ser más complicado para pilotos menos físicos, como es el caso de Dani Pedrosa, o para un Marc que se resiente de su lesión.
Depende mucho de la moto
Eso sí, el «point and shoot» es simplemente un recurso. Al final el piloto más brillante es aquel capaz de dominar todas las técnicas, y de aprovechar cada una de ellas en cada momento concreto y según las características de su moto.
Si aspectos como el potencial físico del piloto influyen, también otros como la propia forma de la curva, o la misma moto. Un circuito con curvas largas y rápidas no será el mejor para el «point and shoot». En cambio, un circuito más sinuoso con curvas más cerradas sí es óptimo.
Por contra, la moto sí se puede configurar para adaptarse tanto a un circuito en concreto como al estilo preferido del piloto. Para el «point and shoot» interesa tener una moto con más altura, para poder cambiar de dirección rápidamente, con una distancia entre ejes corta, para poder hacer un giro cerrado, y con alta rigidez, de manera que la moto se mantenga estable en fuertes frenadas.
A partir de aquí, cada piloto y cada equipo debe conocer a fondo las capacidades y características de su moto para sacar el máximo de ella, valorando factores como el desgaste de neumáticos, la aceleración, o la velocidad máxima de la misma.
Es más, por mucho que el «point and shoot» sea una técnica que ha ganado mucha relevancia entre los pilotos de nueva generación, hay que recordar que un factor clave es contar con una aceleración muy alta, para así poder salir rápido tras curva y recuperar la velocidad y distancia que se pierde con respecto a un piloto que mantiene una velocidad constante.
En categorías con motos menos potentes no es tan habitual ver pilotos que aprovechan esta técnica, por lo que es necesario contar con una moto que además de una configuración apropiada, tenga suficientes recursos en su motor como para poder sacar partido real a esta técnica. Una técnica ideal para hacer brillar motos que destacan por su potencia bruta, como fue aquella Ducati en la era de Casey Stoner, o como es, en esencia, la Repsol Honda.