La fabricación de coches eléctricos debería estar ahora reduciendo sus costes para poner en las calles modelos cada vez más asequibles. Sin embargo los coches eléctricos no están abaratándose, todo lo contrario, pues fabricar un eléctrico sale cada vez más caro y esto es un importante contratiempo para cumplir con los objetivos de descarbonzación que se pretenden alcanzar en mercados como el europeo. La inflación que sufren múltiples sectores implicados en la fabricación de un vehículo eléctrico, está provocando que la electrificación está al alcance de cada vez menos bolsillos… y eso es un serio problema.
Las consecuencias del Covid-19 aún se están dejando notar y la economía global está sumida en un periodo inflacionista que ha disparado los costes de materias primas, energía, logistica, etc. Si bien este tipo de aumentos en los costes suelen estar contemplados en cualquier proceso productivo para no dinamitar la rentabilidad a largo plazo, lo cierto es que la subida de esos costes ha alcanzado tal magnitud que muchos coches eléctricos han revisado ya varias veces sus tarifas de venta en los últimos 12 meses, demostrando que la rentabilidad de esos coches ha desaparecido por completo.
Ford Mustang Mach-E
Si bien esta situación se ha generalizado en toda la industria automovilística, afectando también a coches térmicos, pero en mayor media a eléctricos, el mejor ejemplo de esta situación lo encontramos en el Ford Mustang Mach-E. El coche eléctrico de referencia de Ford ha aumentado sus precios en los últimos meses, una revisión que según el director financiaero de Ford John Lawler, tiene como razón de ser el importante incremento de precios que están sufriendo las materias primas como el litio, el cobalto o el níquel, que practicamente han triplicado su precio, amén del aumento del coste de la energía y el transporte.
Así las cosas, fabricar un Ford Mustang Mach-E es ahora 25.000 dólares más caro que un SUV con motor térmico equivalente como el Ford Edge, lo que ha supuesto eliminar el margen de beneficio que tenía el fabricante para su modelo eléctrico y por ende la subida de precios que ha experimentado el Mach-E.
Pero como decíamos en un principio, esta situación se ha convertido en la tónica general para todos los fabricantes de coches, poniendo especial énfasis en los modelos 100% eléctricos a baterías dado el alto coste que supone la fabricación de un acumulador energético. Si bien las previsiones anteriores a la pandemia dibujaban escenarios donde el abaratamiento de las baterías permitiría igualar el precio entre coches térmicos y eléctricos para 2025-2026, esta paridad se está difuminando, y eso que el encarecimiento de los coches con motor de combustión interna también está siendo más que notorio.
Fuente: Bloomberg