Nos remontamos 16 años atrás. Elon Musk atravesaba uno de los momentos más delicados de su trayectoria emprendedora y situaciones que “te impiden dormir por las noches”, tal y como reconoció en el Show de Joe Rogan. SpaceX había agotado su presupuesto para los tres primeros lanzamientos proyectados, que habían estallado antes de alcanzar la órbita. Tesla se encontraba al borde la bancarrota. Según se relata en la biografía publicada por Walter Isaacson, la sombra del fracaso se cernía sobre las espaldas de Elon Musk, que temía ser el hombre que demostrase que “la electrificación del automóvil no funciona” y que “tal vez jamás seamos una especie multiplanetaria”.
Un año clave para Tesla, Musk… y Trump
2024 ha sido un año clave para Tesla, Elon Musk y los Estados Unidos. El de un Donald Trump heroico, levantando el puño con la cara ensangrentada tras haber recibido un disparo en la oreja, arrastrado del atril por los agentes del Servicio secreto. El de un Donald Trump triunfante, tras haber arrasado en las presidenciales de 2024. El de un Elon Musk que se acercó a las posiciones de Trump, para financiar, primero, y convertirse en una de las grandes figuras mediáticas de la campaña, después, y probablemente entrar en la administración que conformará Trump a partir de su investidura de enero.
El de Elon Musk asumiendo los paradigmas, ya no solo incomprensibles de aquel que durante tantos años ha puesto tanto esfuerzo creyendo que una movilidad diferente, eléctrica, y sostenible, es posible. Sino incluso de aquellos que han asumido que las consecuencias del cambio climático no son para tanto, y que hay preocupaciones mayores que el “calentamiento global”, como el “calentamiento nuclear”, tal y como afirmó Donald Trump, sin réplica de su contertulio, en la conversación que mantuvo con Elon Musk el pasado mes de agosto, en un directo en X – la antigua Twitter – seguido por millones de personas.
Lo próximo de Tesla no será eléctrico, ni autónomo
Tesla ha conseguido demostrar que el coche eléctrico no solo es viable, sino que puede equipararse o aproximarse bastante en todos los ámbitos a su homólogo de combustión interna, también el precio. Tesla superó la crisis de 2008, y todas las situaciones por las que irremediablemente, y como si de un rito iniciático se tratase, ha de pasar un fabricante de automóviles que ha partido de cero. Pasar de acumular pérdidas multimillonarias uno u otro semestre para por fin llegar al break even. Escalar la producción y dar el salto a nuevos continentes.
Tesla es hoy el primer fabricante de coches eléctricos del mundo, seguido muy de cerca por la china BYD. ¿Pero seguirá siendo un fabricante de coches eminentemente eléctricos?
Lo próximo de Tesla no será eléctrico; tampoco será el esperado Model 2, un coche eléctrico de precio aún más razonable que el Model 3; ni el Cybercab, el “robotaxi” autónomo de Tesla. Lo próximo de Tesla será un coche barato, y de gasolina, pero solo de gasolinas procedentes de petróleos extraídos de las reservas del Ártico, de Alaska.
La gasolina de las reservas del Ártico, en Alaska
Lo único seguro con respecto a lo que sucederá en 2025, en el año que comenzará en cuestión de unas horas, es que nos encontramos sumidos en la mayor de las incertidumbres. Pocas certezas al respecto de lo que nos deparará la nueva administración Trump, que sí apunta a un auge del proteccionismo estadounidense, y a la ruptura con algunas de las medidas llevadas a cabo por la administración Biden, que a su vez rompieron con las que anteriormente había llevado a cabo Trump.
“Ni Ronald Reagan pudo hacerlo”, reconocía orgulloso Trump al hablar del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, y la explotación de esta reserva natural en Alaska, para extraer petróleo. Un hito impulsado por Trump en 2017, que paralizó Biden cuatro años después mediante una orden ejecutiva. Y que ahora pretende reactivar de nuevo Donald Trump, para explotar unas reservas de petróleo que “dicen son mayores que las de Arabia Saudi, o al menos del mismo tamaño y pureza”, apuntaba el presidente electo en su conversación pública con Musk.
La Unión Europea espera garantizar un futuro para los combustibles más allá de 2035, eso sí, siempre y cuando sean sintéticos y neutrales. Estados Unidos ve futuro para los combustibles fósiles, siempre y cuando sean extraídos de sus pozos locales.
Musk apoyaría la acción de la nueva presidencia lanzando el que sería el primer coche con motor de combustión interna de Tesla. Un nuevo coche económico, con motor de gasolina, eso sí, siempre y cuando la gasolina se haya producido en las refinerías estadounidenses con el petróleo obtenido de las reservas de Alaska.
Muchas sorpresas para Tesla, Estados Unidos y el mundo, por la relación Musk-Trump
La dupla formada por Donald Trump e Elon Musk podría depararnos otras muchas sorpresas. Julio marcó un antes y un después en lo que en el momento de elaborar este artículo, al menos de puertas para fuera, aparenta ser una relación bienavenida. El ataque sufrido por Trump en Butler propició el apoyo público de Musk, que un mes después emitió en directo su conversación en X. En octubre, Musk se erigía como uno de los grandes mecenas de Trump, apoyando su campaña – con una aportación total que se cifra en nueve dígitos – mediante el America PAC, primero, rifas, y apariciones en mítines, después.
Musk podría liderar, junto a Vivek Ramaswamy, el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), con objeto de reducir el gasto público, la burocracia, y reorientar las inversiones públicas, que podrían ya no ir tanto a financiar a proyectos de transición sostenible, como los del eléctrico de Tesla, y sí más a proyectos de combustión interna, o al empleo de la tecnología eléctrica para proyectos de defensa.
Y desde estas líneas no podemos hacer otra cosa que desearos un feliz 28 de diciembre. Entrar con buen pie en este nuevo año 2025 que nos depara tantas incertidumbres, y probablemente también muchas sorpresas, ojalá más positivas que negativas. Y también una vez más recordar ese mantra tan manido, a la par que infalible, de que la realidad a menudo supera a la ficción. O a una inocentada.