La depreciación es un factor crucial que afecta tanto a los propietarios actuales como a los futuros compradores de vehículos. Tradicionalmente, marcas como Maserati y Alfa Romeo han sido sinónimo de una rápida disminución en el valor de sus automóviles usados. Sin embargo, un reciente estudio realizado por ISeeCars ha arrojado luz sobre un cambio notable en esta dinámica, con un nuevo líder en la carrera hacia la depreciación: Tesla.
Comprar un Tesla nuevo: una decisión poco inteligente
Los resultados del estudio son claros y sorprendentes: Tesla, aunque líder en vehículos eléctricos, ha superado a marcas reconocidas por su depreciación, como Maserati y Alfa Romeo.
En un período de análisis entre febrero de 2023 y 2024, y con una muestra representativa de 1.8 millones de automóviles usados de entre uno y cinco años de antigüedad, la perspectiva del estudio es amplia.
La depreciación de Tesla en el último año ha sido particularmente pronunciada, con una caída del 28,9% en el valor promedio de sus vehículos usados. Este porcentaje es más del doble de la depreciación de la marca que le sigue en la lista, lo que subraya la magnitud del cambio en el liderazgo de la depreciación.
La bajada de precio de los coches nuevos no beneficia
La estrategia de precios agresiva liderada por Elon Musk en Tesla ha sido un factor clave en la rápida depreciación de los vehículos de la marca.
Una de las tácticas principales de Tesla ha sido la implementación de recortes de precios recurrentes en sus modelos, especialmente en los modelos más antiguos y en los vehículos de inventario. Si bien esta estrategia puede ser efectiva para estimular las ventas de nuevos vehículos y mantener una cuota de mercado competitiva, tiene un impacto negativo en el valor residual de los vehículos usados.
Efectivamente los coches de Tesla siguen siendo competitivos en el mercado de coches nuevos, y eso beneficia a la marca, pero al comprador le sucede todo lo contrario.
Los coches eléctricos se deprecian más rápido
Aunque es verdad que Tesla es la que más está acusando esta depreciación, lo cierto es que afecta también en cierto modo al resto de coches eléctricos, que se deprecian más notablemente que los coches con motor de combustión.
Esto se debe principalmente a a la rápida evolución tecnológica. La competencia en el mercado también juega un papel importante, con nuevos modelos que hacen que los anteriores parezcan obsoletos. Los incentivos y subvenciones para vehículos eléctricos nuevos pueden reducir el valor de los usados.
La fecha de caducidad que parece estar fijada para los coches con motor de combustión todavía queda demasiado lejos y sigue siendo difusa como para que los coches eléctricos de hoy sean vistos como una buena inversión para el mañana. Quizás dentro de cinco años esto cambie, cuando ya le veamos las orejas al lobo. Pero al menos de momento, comprar un coche eléctrico no es lo más inteligente desde el punto de vista de aquel que pretende venderlo al cabo de unos años y quiere que haya perdido el menor valor posible.