Imagina viajar en tu Tesla, hacer un alto en el camino para recargar sus baterías en la red de cargadores rápidos Supercharger y, mientras tanto, reponer fuerzas zampándote una teslaburguer y un refresco azucarado en vaso de litro. La idea de que Tesla entre en el negocio de la restauración puede antojársenos un tanto descabellada, incluso fuera de lugar. Pero si entendemos la visión de la marca, y la naturaleza del coche eléctrico, no hace falta unir demasiados cabos para comprender por qué una cadena de restaurantes Tesla tiene mucho sentido. Así como las gasolineras en carretera se convirtieron en estaciones de servicio, con tiendas, y restaurantes, cuando un repostaje apenas requiere unos minutos, la evolución natural de la red Supercharger de Tesla es la de ofrecer un abanico de servicios más amplio con el que aprovechar los tiempos de espera en las recargas que, en el mejor de los casos, se dilatan decenas de minutos.
Electrek.co nos pone tras la pista de una historia que ya conocíamos y que, lejos de ser una broma de Elon Musk, está cada vez más próxima a hacerse realidad. En 2018, Elon Musk avanzaba en sus redes sociales que algunos Supercharger de Tesla en Los Ángeles recibirían restaurantes e incluso pistas de patinaje.
Tesla llegó incluso a solicitar permisos para levantar un Supercharger de Tesla con restaurante en Santa Mónica. Pero la construcción de esta suerte de estación de servicio orientada al conductor de coches eléctricos jamás llegó a materializarse.
En los últimos días, Tesla ha registrado su marca para cubrir servicios de restauración, comida rápida, bufé libre, y también establecimientos de comida para llevar.
El registro de una marca no implica, ni mucho menos, la inmediata apertura de una nueva línea de negocio. Pero sí que demuestra que aquellos planes que Elon Musk hizo públicos ya en 2018, sin que aún se hayan materializado, siguen muy presentes para la marca. Y, si lo pensamos con detenimiento, la idea de rodear las estaciones de carga Supercharger de servicios atractivos para el cliente con los que pasar el rato mientras su coche se recarga para continuar el viaje, no solo tiene sentido, sino que también podría ser una necesidad en un futuro muy próximo, incluso en estos momentos.
Así como las gasolineras se han dotado de cada vez más y mejores servicios para atraer al viajero a la hora de hacer un alto en el camino, la instalación de cada vez más cargadores rápidos en las carreteras, y de cada vez más proveedores hará que, más allá del precio del kWh y la potencia de carga, los servicios de restauración y similares se conviertan en un buen reclamo para el conductor del coche eléctrico.
