«Y ahora… ahora te has convertido en lo que precisamente juraste destruir», le decía Obi-Wan Kenobi a Anakin en La venganza de los Sith, y creo que es una frase que se podría aplicar con el nuevo Lotus Eletre. Lotus, ¿qué diantres has hecho? No, no estoy en contra de que hayan concebido un SUV eléctrico por mucho que duela y por mucho que vaya en contra de lo que «juraron destruir», al final el mercado es el mercado. Pero es que todo lo que Lotus podía hacer mal con el nuevo Lotus Eletre, lo ha hecho.
No quiero que penséis que el SUV de Lotus me parece un mal coche, porque seguramente no lo sea y sorprenda dinámicamente. Pero creo que hay una importante desconexión entre el Eletre y la propia Lotus aunque esta esté en pleno cambio generacional. Hay un problema en proporciones, diseño y concepto. Hay un problema que podría haber sido solventado de muchas formas.
La oportunidad perdida de Lotus para hacer un buen SUV
Quiero que penséis en el Lotus Eletre como si fuese un plato de cocina moderna que ha salido de un restaurante tradicional, de los de toda la vida. Y es que eso es para mí el SUV eléctrico de Lotus, una nueva receta que requiere de una elaboración innecesaria para ofrecer, seguramente, menos esencia de la que podría ofrecer si hubiera mantenido la compostura.
Si nos fijamos en marcas como Lamborghini, Aston Martin o Maserati vemos que también quisieron jugar con una receta nueva, pero usando condimentos conocidos. El Urus, el DBX y el Levante son SUV que nada tienen que ver con otros modelos con los que comparten casa, que también pesan mucho y que no ofrecen tantas sensaciones como sus homónimos con cuerpo de superdeportivo; pero la esencia sigue presente, ya sea en diseño, en sabor o en porque han emulado la receta de toda la vida correctamente pese a haberla alterado ligeramente.
Maserati, quien ha estado hibernando seguramente más de la cuenta, ha sabido jugar bien sus cartas al no separarse demasiado de su esencia pese a añadir modelos tan recientes como el Grecale o el MC20, los cuales nos recuerdan que son Maserati aunque para muchos que existan SUV en estas marcas sea un sacrilegio. Pero hoy la cosa no va de ser un SUV eléctrico, sino de ser un SUV eléctrico que abandona la esencia.
Y es que Lotus podría haber hecho las cosas muy bien al concebir a un vehículo ya no solo más parecido en diseño al Emira, sino también más contenido en dimensiones. Mide más de 5 metros de largo y, aunque el peso no lo hayan desvelado, superará con creces las dos toneladas. No espero una receta perfecta del restaurante de toda la vida, pero sí sabor, menos ingredientes extraños y más fidelidad a la casa en la que es cocinado.
Tampoco espero un SUV eléctrico espartano, ligero y espléndido en sensaciones, pero sí una mayor vinculación con la marca. El diseño podría ser perfectamente de cualquier marca china generalista, incluso pese a mostrar ciertos tintes que recuerdan peligrosamente a SUV europeos de corte deportivo. Pero el mayor problema reside en que no tiene nada que ver con el Lotus Emira que, a mi juicio, marida mejor esencia con esa lógica y necesaria evolución.
Pero, ¿qué pasa cuando partimos el trozo de ese plato moderno y analizamos su interior? Que nos encontramos con un batiburrillo de ingredientes que seguramente no conozcamos o entendamos. Esto pasa en el habitáculo del Lotus Eletre, donde, sin esperar asientos backets sin mullido alguno y la total ausencia de cualquier comodidad, nos encontramos todo lo que hace al coche moderno estúpido.
El minimalismo campa a sus anchas dejando que una gigantesca pantalla de 15,1 pulgadas sea el cerebro del Lotus Eletre y aúne toda función, eliminando, por supuesto, prácticamente cualquier mando físico. El volante es prácticamente cuadrado y, aunque seguramente haya un Head-Up Display, el cuadro de mandos se ha relegado a una fina tira digital de 30 milímetros de altura que pretende ofrecer la información esencial.
Sí, el Lotus Eletre, al igual que esa receta moderna del restaurante de toda la vida, te sacia y te gusta, o lo que es lo mismo, corre mucho. Declara más de 600 CV y una aceleración de 0 a 100 en 3 segundos pero, ¿dónde está el punto si para ello requieres de una batería gigantesca y pesada?
A estas alturas de la película no nos queda más remedio que aceptar que toda marca que se precie tendrá un SUV eléctrico tarde o temprano. Lo admito con deportividad y lo acepto. Pero aún así las cosas se pueden hacer mejor con un diseño más cercano a lo que ya conocemos, un interior menos futurista y más realista y funcional y con unas proporciones que no destruyan todo por lo que apostó la marca. Lotus, quién te ha visto y quién te ve.