El Toyota Aygo es el urbano perfecto: es pequeño, fácil de aparcar, fiable y tiene un consumo bastante bueno. ¿Qué pasaría si Toyota se fijase en este práctico y sensato coche y lo convirtiera en un deportivo con 200 CV y tracción trasera? La respuesta existe y se llama Toyota Aygo Crazy.
Fue en 2008 cuando Toyota se planteó esta pregunta y decidió responderla… invirtiendo algo más de 100.000 euros de la época. Con este presupuesto, los ingenieros tuvieron vía libre para asaltar el almacén de piezas de la marca japonesa: allí encontraron la pieza perfecta en torno a la que orquestarían el Toyota Aygo Crazy.
El motor del Toyota Celica y MR2
Toyota Aygo
El urbano japonés se despidió de su motor, un 1.0 de gasolina que desarrollaba 68 CV, para dar la bienvenida al 1.8 VVT-i: sí, el bloque encargado de impulsar al Toyota Celica y al Toyota MR2. Esta configuración mecánica no les debió parecer suficiente, así que le añadieron un turbo y sus 140 CV se transformaron en 200 CV; el par máximo era de 240 Nm. Comparad las cifras y os haréis una idea de las diferencias.
Fue complementado con un sistema de refrigeración a medida, una suspensión MacPherson y amortiguadores ajustables Tein. Las vías delantera y trasera son 2,5 centímetros más anchas que las estándar y, por cierto, el Toyota Aygo Crazy no tenía ni ABS, ni dirección asistida.
Su capacidad de aceleración
Esta configuración proporcionaba al pequeño urbano un rendimiento completamente deportivo, pero gestar la idea no fue sencillo. ¿La razón? El motor que había heredado no cabía en su vano. Toyota encontró la solución para este problema en el Renault 5 Turbo: trasladaron el bloque a la parte de atrás y, para ello, eliminaron la fila trasera de asientos. Este cambio les llevó a modificar la tracción: los 200 CV del Toyota Aygo Crazy iban, directos, al eje trasero.
Con un peso de 1.050 kilos, la versión deportiva del urbano japonés alcanzaba una velocidad máxima de 204 km/h y era capaz de pasar de 0 a 100 km/h en 5,75 segundos: un tiempo que mejoraba el del Renault Clio V6, que, equipado con un V6 de 230 CV y 300 Nm, lograba esa aceleración en 6,4 segundos.
Una carrocería artesanal y a medida
Parecía, a simple vista, que el Toyota Aygo Crazy solamente había recibido un kit para modificar su estética: lo cierto es que su carrocería era artesanal y estaba hecha a medida. Fue pintada de color blanco y adornada con algunos grafitis. Además de las vías ensanchadas, lucía unas llantas de 17 pulgadas, un alerón trasero hecho de fibra de carbono y un escape con doble salida. El interior corrió a cargo de O’Rourke: instalaron asientos deportivos diseñados para la ocasión con arneses de seguridad de cuatro puntos, un volante Sparco y una jaula antivuelco.
Fue presentado en el Salón Internacional de Londres 2008 y el único objetivo que perseguía Toyota era mostrar al mundo cómo de creativa podía ser. Es una pena que el Toyota Aygo Crazy fuera un one-off y que nunca se plantearan la idea de llevarlo a producción, ni siquiera como una edición limitada. No habría sido demasiado práctico, pero sí muy divertido.