Estados Unidos es un claro objetivo a nivel comercial para todos los fabricantes de automóviles del planeta. Al igual que Audi cruzaría el charco para demostrar a los americanos lo que valen sus coches, Toyota no iba a ser menos. Una prueba del buen hacer que hay en esta historia, es que uno de los coches de los que hablamos en este post se subastó en Arizona a través de RM Sotheby´s en 2014 por la friolera de $242,000.
Alianzas necesarias
El equipo All American Racers (AAR), fundado por Dan Gurney y Carroll Shelby en 1964, fue un socio clave para los de Japón durante los 80. Gracias a ellos comenzaron sus andadas con el Celica por la IMSA, en la categoría de motores de menos de 2.0 litros (GTU).
El afán de superación llevaba a elevar la dificultad. Ello supondría apuntar a la categoría GTO. El Celica debía abandonar la comodidad de los 2.0 litros y prepararse para competir contra las bestias americanas como los Chevrolet Corvette o los Ford Mustang y los salvajes Porsche 911. Aparatos que superaban holgadamente los 2.0 litros de cubicaje.
Reimaginando el Toyota Celica
Empezando con un folio en blanco, la gente de AAR diseñó y maduró el nuevo Celica Turbo GTO en su fábrica de Estados Unidos. La base sería un chasis tubular con 4 suspensiones independientes. Mantendría techo y puertas del modelo de serie, pues las normas mandaban que el coche debía basarse y asemejarse al modelo de producción.
El resto de la carrocería sería fibra de carbono, dejando un aspecto de Celica vitaminado para poder albergar unos enormes neumáticos de competición. Los alerones separados del coche estaban prohibidos, así que a pesar de lo “express” del proyecto, se dedicó un buen tiempo al estudio del túnel de viento, dando como resultado a unos difusores delanteros y traseros, que sumados al alerón integrado generarían la mayor parte de la carga aerodinámica.
En cuanto al motor, apenas llegaba a los 2.1 litros, por lo que se podría decir que no se alejaron mucho de la comodidad anterior. Sin embargo, un enorme turbocompresor permitía a este 4 cilindros en línea y 16 válvulas de nombre 4T-GTE, rozar los 600 cv de potencia. Nada mal, aunque no haría falta exagerar tanto, pues las normas de la categoría restringía la mecánica a unos 450 cv.
Corriendo por las pistas del país de las barras y estrellas
Con un reparto de pesos casi perfecto gracias a la ubicación transaxle de la caja de cambios, donde también se sujetaba el alternador, y una tracción a las cuatro ruedas, el Toyota Celica Turbo GTO debutó en la temporada de 1986 (temporada ya iniciada) con una suerte de subidas y bajadas entre averías, podios y restricciones.
Siendo favoritos en la temporada 1987, lucharían contra los Ford Mustang V8 de Roush Racing. A pesar de un inicio desastroso, para final de año el piloto de Toyota, Chris Cord, sería capaz de ganar el título de campeón junto a la marca japonesa. Para su último año, en 1988, la IMSA lastró con peso extra los coches turbo y restringía la presión máxima de soplado. Pese a todo, el Celica lograría hasta 5 victorias estando en una posición muy inferior a los Mustang de Roush Racing.
Llegó el final de ciclo, pues la escudería se centraría en la categoría GTP el año siguiente. Cord compró uno de los tres Celicas creados a Toyota y, todos nosotros, tuvimos la suerte de que estas páginas quedaran escritas en el libro de la historia del automóvil.