Vivimos en un momento de discursos grandilocuentes, de anuncios espectaculares, en el que rara es la marca que no anuncia el lanzamiento en plazos ciertamente cortos de un coche eléctrico de gran autonomía, o incluso ponen fecha a la llegada de sus primeros coches autónomos, a menudo hablando de plazos que nos pueden resultar objetivamente imposibles. Toyota mientras tanto no hace promesas. No sabemos cuándo llegarán sus eléctricos puros y de baterías, ni cómo serán. Estos días os contábamos por qué no quieren ser Tesla. Pareciera que el fabricante que durante todos estos años ha hecho gala de encabezar la transformación de la industria hacia un modelo más eficiente y sostenible se hubiera quedado descolgado. ¿Pero y si estuviéramos pasando por alto que Toyota lleva más de 20 años vendiendo eléctricos?
Toyota contempla un coche eléctrico como la combinación de un sistema de propulsión, un sistema de acumulación de energía, y una tecnología intermediaria. Sus híbridos, contarían con un sistema de propulsión eléctrico y un motor de combustión interna, que acumula energía en baterías y en el combustible que emplean sus motores de gasolina. La única diferencia que existiría con respecto a un coche eléctrico estaría en la ausencia de motor de combustión interna y en el empleo de un acumulador de energía que, en este caso, serían las baterías.
La diferencia entre el eléctrico tradicional y un Toyota Mirai, por ejemplo, sería aún más pequeña. Un coche basado en pila de combustible no es tan diferente del eléctrico de batería que conocemos, con la diferencia de que este acumula energía en depósitos de hidrógeno presurizados, que a la postre se transforma en electricidad, y no en baterías.
Toyota por lo tanto se siente avalada y asegura haber avanzado hacia el coche eléctrico más que ningún otro fabricante. En España más del 60% de los Toyota que se venden son híbridos. Junto con Lexus ya han vendido más de 142.000 coches híbridos en España. En 2017 habrán superado los 11 millones de híbridos en todo el mundo y en 2020 esperan superar la barrera de los 15 millones de híbridos. Son cifras insuperables para cualquier otro fabricante. Pero evidentemente no todo es tan sencillo.
La movilidad eléctrica, sea con baterías, o con pila de combustible, afronta grandes retos. El reto mayor de los coches eléctricos a baterías está precisamente en su tecnología de acumulación de energía y en el buen aprovechamiento de esta. Toyota insiste en que el coche eléctrico no puede triunfar si no implica adaptarse a los hábitos de sus clientes, y no exigir que estos modifiquen sus hábitos para tener un coche eléctrico. De manera que uno de los retos más importantes pasa por emplear baterías de gran autonomía, que permitan una movilidad comparable a la de un coche con motor de combustión interna, y tiempos de carga aceptables.
Las cifras respaldan que los motores de combustión interna aún nos acompañarán durante bastante tiempo, y seguirán dominando. También respaldan que la acogida de los híbridos seguirá siendo mayor, que la de los eléctricos, durante mucho tiempo. Y es por eso que Toyota ve su oportunidad para asaltar el mercado del coche eléctrico en el momento en que los sistemas de baterías sean capaces de cumplir con sus expectativas, pero sobre todo las de sus clientes.
Las esperanzas de Toyota están puestas en la llegada de las baterías de estado sólido, una tecnología muy prometedora, en la que llevan trabajando años. Hablamos de baterías mucho más ligeras, con mayor autonomía y tiempos de carga muy bajos. Toyota nos daba estos días algunas cifras, que incluso nos parecen muy cautas a tenor de otras cifras aún más sorprendentes que habíamos leído anteriormente acerca de esta tecnología. Las baterías de estado sólido, según Toyota, les permitirían obtener un 50% más de autonomía, con tiempos de carga que se acortarían un 50% y empleando packs de baterías que ahorrarían entre un 30% y un 40% del peso, y el tamaño, con respecto a las baterías de ion de litio.
El gran problema de esta tecnología está en que aún no se aplicado en coches de producción y aún se encontraría en una fase muy experimental. Aunque en declaraciones a Der Spiegel, su Presidente del Consejo de Dirección, Takeshi Uchiyamada, hablaba de un plazo de cuatro o cinco años, tal vez haya que ser más realistas imaginando que los primeros coches eléctricos con baterías de estado sólido, y al alcance de todos los públicos y los bolsillos, tardarán algunos años más en llegar.
Tanto que – y desde mi opinión personal – es probable que Toyota comience a lanzar sus primeros coches eléctricos antes de que ese acontecimiento se produzca, y empleando baterías de litio con la tecnología ya presente. Lo que no sabemos aún es qué enfoque seguirán esos primeros eléctricos, si será el de compactos y utilitarios urbanos – véanse Renault Zoe y Nissan Leaf – o el del sedán o el SUV de lujo – véanse Tesla Model S y Tesla Model X.
Más allá de todos los inconvenientes, y retos, que existen para el coche eléctrico, el desarrollo de esta tecnología aún requiere un entorno que lo favorezca. No solo necesitaremos coches eléctricos, sino también ciudades con puntos de recarga, carreteras y gasolineras con sistemas de carga rápida, leyes que nos faciliten instalar un punto de carga particular, o incluso vecinos que no nos miren mal por haber realizado una instalación en el garaje comunitario. Y el mejor ejemplo de cómo ese entorno, e incluso ese apoyo institucional, es necesario, lo tenemos en el hidrógeno.
Toyota aboga por un modelo de transición energética en el que convivirán híbridos, enchufables, eléctricos y pila de combustible. Y la marca japonesa quiere cubrir todos esos ámbitos con diferentes productos. El Toyota Mirai, basado en pila de combustible, requiere hidrógeno para funcionar y por lo tanto de una red de recarga de hidrógeno. En Japón ya se han vendido 1.859 unidades y en Estados Unidos otras 1.966 unidades, mientras que en Europa solo se han vendido 163 unidades del Toyota Mirai.
Durante una conversación que tuvimos con Agustín Martín, Presidente y CEO de Toyota España, durante el pasado Salón de Frankfurt, nos hablaba de la necesidad del apoyo institucional, y la colaboración con las energéticas. El hidrógeno podría comenzar a imponerse como una solución viable, y efectiva, para reducir las emisiones locales en las grandes ciudades españolas, que como Madrid están sufriendo los problemas de la contaminación. Pero para ello, y aún más importante que los incentivos que ya se están ofreciendo a los coches de bajas o nulas emisiones, es necesario contar con una red de distribución de hidrógeno.
Ese ha sido uno de los aspectos que más ha frenado la comercialización del Toyota Mirai. En cualquier caso, Toyota nos confirmaba estos días que la comercialización del Toyota Mirai en España comenzará muy pronto. Y entendemos por ello que se han dado pasos para resolver las necesidades de esta tecnología. Pero sobre todo, y según nos contaba el propio Agustín Martín, parece que Toyota tiene clientes en España que están esperándolo y que apostarán por este coche de hidrógeno.
Más imágenes del Toyota Mirai: