Dos de los deportivos más esperados de los últimos años están ante nosotros hoy. Cada uno de ellos, en su forma y estilo, defiende una idea de cómo debe recuperarse un mito, y aunque las recetas no podían ser más diferentes, lo cierto es que son competidores directos si lo que buscamos es un deportivo que de verdad nos robe el corazón. De este modo, los nuevos Toyota GR Supra y Alpine A110 S protagonizan este duelo en el que te queremos transmitir que no hay ganadores o perdedores, sino formas muy diferentes de entender la diversión. Coged las palomitas y un buen asiento porque empezamos.
Alpine A110
El dilema entre lógica y emoción no tiene sentido hoy, y eso amigos es lo que hace tan especial a esta comparativa. Si buscásemos practicidad en un gasto de entre 60.000 y 70.000 euros, posiblemente habría opciones mejores, también si buscamos un mejor rendimiento, incluso también si lo que buscamos son opciones más salvajes. Pero no, hoy nuestra meta es hablar de diferentes formas de entender la diversión, de disfrute al volante, de esa forma de entender el automóvil donde el más es menos y solo importan las sensaciones.
Nuestro primer candidato es el Toyota GR Supra, un coche que ha regresado a la vida con una cuarta generación cargada de polémica, pero también de argumentos para enamorar a todo el que se ponga a sus mandos. En nuestro análisis del A90 Edition te explicamos los motivos. Con un estrecho vínculo con el BMW Z4, el GR Supra es un deportivo único en su clase por la mezcla de un diseño llamativo y sobresaliente como pocos, con una receta técnica sugerente, pero donde destacan las buenas maneras en casi todos los registros.
Estamos ante un biplaza de motor delantero, un propulsor gasolina 3.0 Turbo de 6 cilindros en línea que envía sus 340 CV de potencia máxima hacia el tren posterior, a través de un cambio automático de 8 relaciones por convertidor de par. Sí, es una receta muy BMW, y lo cierto es que las maneras también lo son, mostrando claramente que estamos ante un coche con carácter y prestaciones, pero con un gran nivel de control si no nos proponemos exceder los límites de la física.
Y frente al deportivo germano-japonés, nos encontramos otro renacimiento como es el Alpine A110, en este caso en su verisión S. Un coche diseñado a partir de una configuración de motor central, con chasis de aluminio y una carrocería esculpida para reinterpretar los trazos del A110 original. La mecánica es un 1.8 Turbo gasolina capaz de desarrollar 292 CV de potencia máxima, siendo enviados al tren posterior a través de un cambio automático de doble embrague con 6 relaciones.
Mientras en el GR Supra nos encontramos un peso de 1.570 Kg, en el A110 S la masa se ajusta a 1.180 Kg, una diferencia lo suficientemente importante como para marcar las distancias entre ambos coches, uniéndose además a la disposición del motor como la guinda de un dilema que marcará toda esta comparativa. Mientras en el GR Supra la trasera es absoluta protagonista con una clara predisposición a devorar curvas con la zaga acompañando al eje delantero, en el A110 S lo que nos encontramos es una receta donde la agilidad y la viveza de reacciones copan todas las sensaciones. Ninguno de estos coches puede hablar de comportamiento radical, pero si buscamos experiencias, está claro que el A110 S implica bastante más al conductor… en lo bueno y en lo malo.
Junto a mis compañeros Juanma G. Cámara y Sergio Álvarez nos dirigimos a la sierra de Madrid para tener una cita con una de nuestras carreteras favoritas. La climatología no es la mejor con bajas temperaturas y algún que otro rastro de nieve en los márgenes, pero el desafío es lo suficientemente interesante como para aventurarse a explorar esas curvas que tanto nos gustan. Una vez llegamos a destino lo primero en lo que estamos de acuerdo es que estos deportivos poco tienen que ver entre ellos, pero ¡ay amigos! esa es la magia de este duelo.
Comienzo con el Supra y lo primero de lo que me doy cuenta es de que su agarre es alto incluso en circunstancias difíciles. Es un trasera, gusta de insinuarse cuando abrimos gas, pero en ningún momento percibo malas maneras o brusquedades. Esto no quiere decir que estemos peleando todo el rato con los controles de tracción, sino que el diferencial trasero y los neumáticos hacen correctamente su trabajo, y solo en el verdadero límite encontramos una electrónica que nos corte las alas. La dirección es un punto fuerte de este conjunto, la cual se combina con unas suspensiones que ofrecen un nivel de comunicación bastante bueno, reforzando esa sensación de control que nos dejan con la impresión de que hay bastante más chasis que motor.
Disculpad el que diga esto frente a un 6 cilindros en línea de 340 CV, pero es lo que pienso. El motor tiene brío, gana revoluciones con progresividad, sin querer demostrar que está apoyado por un turbocompresor. Pero los 340 CV llegan sin que notemos el éxtasis que insinúa el agresivo diseño de su carrocería. Ni siquiera el cambio desencaja en esta receta, pues de hecho cumple sobradamente, pero en cierto modo echo de menos ese punto de rabia que encajaría tan bien en un nombre como el del GR Supra. Ya lo dije en un primer contacto y me reafirmo ahora, el Supra sorprende, convence y entusiasma, pero le falta ese punto de emoción y garra que parece haberse guardado Gazoo Racing para una evolución más radical.
Me bajo del Supra con media sonrisa, pues me lo he pasado en grande insinuando esa trasera, pero no parando de pensar en lo bien que le sentaría ese punto más macarra. Pasamos al Alpine A110 S y solo el enfundarse en los baquets Sabelt ya es toda una experiencia, pues ganamos en todos los aspectos con respecto al Supra. Sin embargo, más allá de los asientos, el Alpine demuestra estar por debajo del deportivo de Toyota en calidad, tanto por materiales como ajustes. Cierto es que la atmósfera espartana del Alpine es parte de su encanto, pero en este punto el Supra se beneficia de un interior muy bien ejecutado y eso juega a su favor.
Pero pasemos a la conducción. Arrancamos el 1.8 Turbo y su sonido ya nos adelanta que aquí los filtros van a ser los justos. Engranamos primera y nos encaminamos al mismo tramo, y solo en esos primeros metros es fácil percibir que estamos ante un coche más vivo en todo, reforzando esa idea de comunión entre hombre y máquina, pero exigiendo un plus de pericia al conductor nada más aparece el primer giro cerrado. Solo hace falta acometer varias enlazadas para darse cuenta de que el límite del Supra está por encima del A110 S, pero del mismo modo, mientras al límite del Alpine llegamos con los 5 sentidos obligados a trabajar, en el Supra subimos el listón de forma gradual y con un regusto más GT.
Si estamos dispuestos a conocer el lado más deportivo del A110 S debemos hacerlo con convicción, y es que si bien su trasera no tiende a desmelenarse en exceso, lo que sí tenemos es una dirección que tiene cierta tendencia a flotar si no gestionamos bien el reparto de pesos. La ligereza del Alpine es su mayor virtud, lo que nos permite sacar verdadero petróleo de sus 292 CV, demostrando que la diferencia de potencia con el Supra no es tan importante como pueda parecer en un primer momento. Pero lo dicho, si estás dispuesto a sacar lo mejor del Alpine para seguir el ritmo del Supra, más vale que te pongas el casco y des lo mejor de ti. Y así es, giro tras giro es fácil ver como el Supra se siente cómodo en cualquier curva de media y alta velocidad, dando rienda suelta a su potencia y al buen hacer de su chasis. Sin embargo, cuando la carretera se retuerce y estrecha, es cuando el Alpine no solo mantiene el ritmo del Toyota, sino que saca a relucir su carácter siendo capaz de dejar atrás al GR Supra.
Probados ambos coches, el dilema no podría ser más difícil. A priori, si hablamos de sensaciones puras y duras ha quedado claro que el Alpine A110 S es imbatible, por lo menos si lo que buscas es un coche que te implique en todo y a cada momento. Es un coche que ha conseguido el punto extra de carácter que le faltaba al A110, sin excesos, sin florituras, solo exprimiendo un poco más lo que ya era bueno. Pero el A110 S no es un deportivo para todos los públicos, ni mucho menos, es un deportivo muy especial del primer al último tornillo regalando una sensación casi analógica por todo cuanto llega al conductor. Su mejor cara no está al alcance de todas las manos, pero una gran parte de su encanto sí.
El caso del Toyota GR Supra podríamos catalogarlo como el opuesto. Frente al Alpine, el deportivo diseñado por Gazoo Racing demuestra una filosofía de claros tintes GT donde la deportividad no es absoluta protagonista. Ello nos hace ganar en confort, en calidad y en equipamiento, algo que en Alpine encharemos más en falta para el día a día. Pero no os equivoquéis, estas mejoras no quitan para que el Supra esconda un gran motor y un aún mejor chasis, una fórmula que encaja a las mil maravillas en todos aquellos que buscan diversión y emoción, pero con la etiqueta de apta para todos los públicos.
¿Pensábais que no me iba a mojar? Pues sí que lo voy a hacer, y en este duelo mi ganador sería el Alpine A110 S, y es que su receta de deportivo a la antigua usanza me ha conquistado, incluso teniendo en cuenta sus defectos, que los hay. Dicho lo cual, el día que se presente un Toyota GR Supra más radical, que llegará, posiblemente me tocará revisar este reportaje… o no.