Enfrentarse al cambio climático tiene un precio, pero hacerlo con impuestos salvajes no es lo óptimo. Sin embargo, esta es la conclusión a la que ha llegado el Gobierno francés con relación a la industria automovilística. La presión fiscal que aplica en 2024 sobre los coches que, teóricamente, más contribuyen a la generación del efecto invernadero en el planeta es una auténtica locura. Hay casos, como el del nuevo Toyota GR Yaris, en los que el cliente puede llegar a pagar más por la tasa de CO2 que por el propio producto.
Cuando el ecologismo se lleva al extremo: hasta 60.000 € en impuestos por un vehículo
Recientemente, nuestro país vecino del norte ha promulgado una norma que graba a los coches más «contaminantes», después de que las autoridades de su capital, París, decidiesen que el acceso de estos en su centro urbano tuviese que ser un calvario. La nueva e impopular medida, que en realidad es un endurecimiento de la que ya existía, contempla que los clientes que pretendan adquirir los modelos con más emisiones de dióxido de carbono hayan de abonar enormes cantidades de dinero a modo de tributo.
Aunque son muchos los automóviles que se ven penalizados, los más grandes y sobre todo potentes pueden llegar a doblar su valor oficial con tales impuestos aplicados a sus tarifas base. Eso sí, los híbridos enchufables (PHEV) quedan excluidos a pesar de que nada ni nadie garantiza que sus baterías vayan a ser cargadas siempre para usarse en modo eléctrico y «sostenible». Vamos, todo un despropósito que queda resumido en la siguiente lista, publicada por el Estado y fundamentada en cifras de homologación.
- Entre 118 y 141 g CO2/km: 50 € de base y 25 € extra por cada g CO2/km de más.
- Entre 142 y 193 g CO2/km: 100 € progresivos por cada g CO2/km superado.
- Desde 193 g CO2/km: 60.000 €.
La cruzada contra los coches de combustión pura se lleva por delante al GR Yaris 2024
El hecho de que Francia le haya declarado la guerra a los automóviles con sistemas de propulsión tradicionales (100% térmicos) con esta normativa, casi kafkiana, supone un duro castigo para pequeños deportivos como el Toyota GR Yaris, un modelo con cotas de utilitario que ha sido parcialmente renovado en 2024 después de 3 años a la venta. Desarrollado para divertirse al volante, equipa un motor de gasolina tricilíndrico con turboalimentación que entrega 280 CV, pero que emite entre 190 y 210 g CO2/km.
En el caso de la versión con transmisión automática (una novedad de su actualización), este utilitario de altas prestaciones, se impone un peaje de 60.000 € a su comprador, lo que le llevaría a abonar la friolera de 108.800 € (bastante más del doble de su PVP) por un turismo tan apreciado por los conductores apasionados. Y es que por 46.300 € con cambio manual o por 48.800 € con caja de cambios robotizada, no se puede tener nada (a estrenar) que sea más rápido. ¿Cuántos galos cruzarán a España por un ejemplar?
Mientras tanto, al otro lado de los Pirineos también se han retirado las ayudas a ciertos coches eléctricos (BEV) en función de su origen y el de sus componentes, protegiendo el mercado en la misma medida que se lastra la competitividad del sector, pues hace que las empresas occidentales se acomoden. ¿Será que Francia quiere acabar con la movilidad privada y, por ende, con la libertad de desplazamiento? ¿Podría nuestro país ser el siguiente en sufrir las consecuencias ideológicas que circundan el ecologismo?