Toyota cree que aún queda tiempo para que el coche autónomo esté lo suficientemente desarrollado para que tome el control de un coche por nosotros y, lo que es aún más importante, que esté socialmente aceptado como para que se autorice y popularice su uso. En cualquier caso, Toyota también considera que la tecnología que ya han desarrollado puede salvar muchas vidas. De manera que, lo responsable, sería estudiar cómo introducir esta tecnología mucho antes de que el coche autónomo llegue a la calle. Así es como ha nacido Toyota Guardian, una tecnología que no suplanta al conductor, sino que lo complementa. Toyota quiere lanzar sistemas activos, mucho más avanzados, que permitan que el coche sea capaz de tomar el control, o aplicar pequeñas correcciones a los movimientos que realice un conductor, si con ello puede evitar un accidente.
El guardián de Toyota
Toyota ha partido de un accidente real, que sucedió en California, durante las pruebas de sus coches, en modo manual. Este accidente, en el que se vieron involucrados tres automóviles, y no hubo heridos, ofreció a los ingenieros de Toyota muchísima información, de telemetría, imágenes de vídeo desde varios ángulos, etcétera, dado que el vehículo implicado estaba recopilando información de las carreteras de San Francisco.
La conclusión a la que llegó Toyota es que, si el coche, o el conductor, se hubieran percatado de lo que sucedía detrás, y hubiera pegado un pequeño tope de gas, hubiera acelerado ligeramente, el accidente podría haberse evitado. Pero estaréis conmigo en que este tipo de situaciones no siempre pueden evitarse, y ni tan siquiera el mejor conductor es capaz de predecir, constantemente, lo que puede suceder con los coches que le preceden.
Con toda esta información, Toyota preparó un proyecto para conseguir que la tecnología de sus coches fuera capaz de predecir un accidente como este y, lo que es aún más importante, evitarlo. El proyecto también concluyó con una simulación informática, y una prueba, en circuito cerrado, en la que se recreó el accidente, y se comprobó cómo la tecnología hubiera evitado la colisión.
Insistimos en que, en todo momento, hay un conductor tras el volante. Toyota está trabajando con esta tecnología y estudiando el funcionamiento de los sistemas de control que se emplean en el pilotaje de aviones de combates, en los que los movimientos que realizan los pilotos sobre los controles del avión son filtrados, para que el sistema garantice la perfecta ejecución de estos.
Con el Toyota Guardian aún no veremos coches capaces de circular sin la intervención de un conductor, aunque con la tecnología que se está desarrollando sería teóricamente capaz de automatizar la conducción en ciertas situaciones. Pero sí veremos cómo los sistemas de seguridad activos, que intervienen cuando conducimos para evitar un accidente, van más allá de aquellos que ya se han popularizado, como la frenada automática de emergencia, y nuestros coches serán capaces incluso de realizar maniobras esquivas, o acelerar si fuera necesario para evitar una colisión.