No es ningún secreto que varias marcas y fabricantes de automóviles están trabajando a fondo en tecnologías alternativas de propulsión sin emisiones, además del motor eléctrico. Existen varios caminos en los que se estudia su viabilidad (sobre todo a nivel comercial), su eficiencia, sus prestaciones, siempre con el objetivo de pelear contra las emisiones de CO2. He aquí uno de esos caminos y, a su vez, uno de sus retos.
Toyota sigue desarrollando el motor de hidrógeno líquido
Ya hemos visto usos potenciales del hidrógeno ‘caliente’, quemándolo en estado líquido en la cámara de combustión de un motor convencional, sobre todo en Toyota y su motor G16E-GTS, el tres cilindros 1.6 turbo que utilizan tanto el GR Yaris como el GR Corolla. Un motor genial en uno de los coches modernos más apasionantes, además de ser el motor del GR Yaris Rally2 ganador del Supercampeonato de España de Rallyes 2024 con Alejandro Cachón y Borja Rozada.
Toyota Corolla
Lo hemos visto en el GR Yaris H2 Concept que han desarrollado durante años y han mostrado en varias ocasiones, así como en el GR Corolla que ha competido en la Super Taikyu esta temporada. Aunque sus ventajas en materia de emisiones de CO2 son notables, la diferencia en eficiencia energética entre quemar hidrógeno y quemar una sola gota de gasolina es sencillamente enorme – además de que, aunque no se expulse CO2, al existir una detonación sí se expulsan NOx que son los verdaderamente perjudiciales para la salud humana.
En estado líquido, su densidad energética es mayor, pero presenta el problema del hidrógeno evaporado – es decir, el que se evapora en el tanque debido al calor natural procedente del exterior. Esto también ocurre con la gasolina en depósitos sin gran presurización. Este gas vaporizado se escapa a la atmósfera sin aprovecharse, cuando lo que se busca es precisamente que el sistema de propulsión sea lo más eficiente posible.
Toyota está trabajando en una manera de reaprovechar ese hidrógeno evaporado, enviándolo a un auto-presurizador, sin que dependa de la energía externa. Se trata, en esencia, de un sistema para reutilizar ese hidrógeno que se escapa del depósito en forma de gas, utilizando la presión para licuar el hidrógeno de manera que no se pierda combustible.
El gas que se libere puede alimentar unas pilas de combustible para generar electricidad
Aún así, es posible que una cantidad de gas se libere también en este proceso. Toyota ha pensado en redirigir este gas a un pequeño paquete de pilas de combustible, en el cual puede generar electricidad al reaccionar como vemos en modelos de pila de combustible. Esta electricidad no sería para un motor como un coche eléctrico, sino para alimentar la bomba de hidrógeno líquido. Alternativamente, una cantidad de hidrógeno evaporado pasa por un catalizador y se convierte en vapor de agua expulsado a la atmósfera.
Es decir, el hidrógeno que se evapora se utiliza para alimentar al vehículo de una forma u otra, siempre buscando soluciones que no emitan CO2. Una fórmula que se sigue refinando al mismo tiempo que se investiga en combustibles sintéticos/sostenibles y otras ideas – y es que el motor de combustión sigue teniendo futuro, posiblemente hasta más allá de 2035, aunque la electrificación sea un paso evolutivo lógico.