El mercado automovilístico en Estados Unidos tiene sus propias dinámicas, las cuales ya se ha demostrado en varias ocasiones que son imposibles de trasladar viejo continente por diversas razones, a pesar de que existan petrolheads dispuestos a hacerse con un muscle car antes que con un hot hatch como un Chevrolet Camaro o a conducir una colosal pick-up en lugar de un asfáltico SUV, como es el caso de la nueva Toyota Tundra que acaba de presentar la firma nipona al otro lado del charco.
Así pues, de entrada te avisamos que bajo ningún concepto Toyota ofrecerá esta pick-up en Europa, ni ningún vehículo derivado de la misma, lo que no quita que sea susceptible de alguna que otra importación por parte de algún aficionado, y sobre todo, que se trata de un vehículo halo que realza la imagen de robustez de otros modelos «más mundanos» que sí se venden en nuestro país, como la incombustible Toyota Hilux.
Se ha diseñado en EE.UU. y se fabricarán en San Antonio (Texas)
Centrándonos en la tercera generación de esta Tundra, decir que se trata de una mega pick-up, tanto por dimensiones, como por los 5.500 kg de masa máxima remolcable o los 880 kg de capacidad máxima de una caja de carga que puede llegar a alcanzar casi 2,5 metros en su configuración más amplia. De hecho, debemos tener en cuenta que en EE.UU. las picks-up están pensadas principalmente como vehículos de trabajo, habiendo adquirido posteriormente un enfoque más de ocio y/o aventurero.
Siguiendo con esta premisa de «born in the USA», la Toyota Tundra se ha desarrollado y se fabricará íntegramente en el país americano. En cuanto al diseño, el estudio encargado de ello ha recurrido a unas líneas extremadamente musculosas y fuertes con el objetivo de trasmitir robustez, potencia y durabilidad, respondiendo todo eso a un concepto que han bautizado como «Technical Muscle», el mismo que han empleado para el interior, en el cual se ha apostado por una disposición horizontal de los elementos, en lugar de la más tradicional vertical que presentan las demás integrantes del segmento.
Así pues, destaca en el habitáculo la pantalla panorámica de 14″ opcional del sistema multimedia que se complementa con otro panel de 12,7″ para la instrumentación, así otras innovaciones tecnológicas habituales hoy en día como actualizaciones vía OTA, asistentes a la conducción o elementos de seguridad, siendo especialmente llamativo un sistema que avisa al conductor si «olvida» a alguien en el asiento trasero, con el foco especialmente puesto en niños y mascotas.
Sin embargo, lo más interesante en este tipo de vehículo se encuentra en el apartado técnico. En esta ocasión Toyota ha recurrido a un bloque V6 de 3,5 litros de cilindrada turboalimentado con un sistema de refrigeración especialmente mejorado y rediseñado, capaz de enfriar los gases de escape para aumentar la fiabilidad y eficiencia de los turbocompresores.
En su configuración básica dicho propulsor rinde 389 CV, aunque existe una versión híbrida denominada i-FORCE MAX que emplea un motor eléctrico con el que eleva la potencia total a 437 CV y que se alimenta de una batería de níquel-hidruro metálico a 288 V situada bajo los asientos posteriores, asociado en ambos casos al mismo cambio automático de 10 velocidades.
Asimismo, se ha empleado acero de alta resistencia y aluminio para ciertas partes de la carrocería, consiguiendo así reducir el peso un 20 % respecto a la generación anterior, recurriendo a una suspensión de doble triángulo en el eje delantero y a un esquema multilink para el eje posterior, que respecto a los más tradicionales, contribuye a aumentar el confort y menejo.
No obstante, existen diferentes paquetes offroad con los que se mejoran las especificaciones en este apartado, como el TRD con amortiguadores Bilstein o el más extremo TRD Pro, reconocible a simple vista por el color rojo de varios elementos de las suspensiones y las protecciones de aluminio, y que emplea unos amortiguadores FOX y barras estabilizadoras específicas.