Como ya sabéis a estas alturas, California está sufriendo en estos momentos uno de los peores incendios de su historia. El incendio que se ha desatado en los bosques que rodean a la ciudad de Malibu ha calcinado cientos de miles de hectáreas, ha causado decenas de muertos y ha obligado a decenas de miles de personas a evacuar sus viviendas, que han caído pasto de las llamas. Pero en esta atmósfera de pesadilla aún brilla la luz. Son historias como la que os vamos a contar la que arrojan algo de esperanza sobre la especie humana. Esta es la historia del enfermero Allyn Pierce y su Toyota Tundra.
Pierce es uno de los enfermeros del hospital de Paradise, una de las ciudades que ha sido completamente devorada por los incendios. Una vez la evacuación de su hospital se había puesto en marcha, se subió a su pick-up con dos compañeros de trabajo para alejarse de las llamas. Pronto acabaron atrapados en una carretera, junto a decenas de vehículos. El fuego les acorraló: el incendio se había movido mucho más rápido de lo que pensaban. Varios coches comenzaron a incendiarse. Cuando ya tenían las llamas encima, un bulldozer apareció de la nada y apartó de la carretera varios coches incendiados.
En vez de continuar y escapar hacia zonas más seguras, Allyn y sus compañeros volvieron al hospital de Paradise. Sabían que la evacuación no se habría completado aún, y querían ayudar a los pacientes y el resto de trabajadores. En el hospital había muchos heridos con quemaduras, residentes de la ciudad que no habían logrado escapar. En el helipuerto del hospital establecieron una especie de hospital de campaña, con equipamiento y medicinas que salvaron de unas instalaciones médicas que ya habían comenzado a arder. Al poco tiempo, los bomberos lograron establecer una ruta de evacuación para personal y enfermos.
Allyn Pierce pudo volver a su Toyota Tundra, una de las pocas pertenencias que ha sobrevivido al incendio. Ha perdido su casa, pero puede estar contento de haber sobrevivido. Al contemplar el estado de su pick-up asegura que su vehículo le ha salvado la vida. La carrocería, antes blanca, tiene ahora el color del azúcar quemado y parte de sus plásticos se han fundido completamente. Las ópticas traseras y los faros parecen velas derretidas. Incluso los tapabujes de sus llantas se han fundido. Por fortuna, sus neumáticos off-road soportaron el calor, así como sus llantas de acero de aftermarket.
El coche sigue funcionando a día de hoy, e incluso sus faros han sobrevivido al calor extremo del incendio. Al enterarse de la conmovedora historia, Toyota USA ha contactado con Allyn Pierce para entregarle una nueva Toyota Tundra en recompensa a su sacrificio. Algo de lo que está profundamente agradecido, pese a haber perdido su casa y el lugar donde trabajaba.