Solía decirse que el límite razonable de potencia para un coche de tracción delantera estaba en el entorno de los 220 CV. Al menos, eso decía Jeremy Clarkson hace algo más de una década, tras una charla con ingenieros de Saab. Hoy en día gozamos de compactos deportivos de tracción delantera y hasta 320 CV de potencia – como el Honda Civic Type R – pero es casi imposible encontrar vehículos más potentes de tracción delantera. No obstante, lo que queremos es hacer un repaso histórico a los coches más potentes que mandaban su potencia al eje delantero.
¿Por qué no hay coches de tracción delantera y 500 CV?
El problema está en que en un coche de tracción delantera, la propulsión y la dirección se encuentran en el mismo eje. Por tanto, el mismo eje debe hacer un doble trabajo. En coches de cierta potencia, entran en conflicto la fuerza hacia delante de las ruedas motrices y el trabajo de dirección, dando lugar al famoso «torque-steer». Esta expresión anglosajona habla de la injerencia en la dirección del motor, bajo aceleraciones fuertes, restando precisión al guiado y llegando incluso a obligarnos a sujetar el volante para que nuestra trayectoria no varíe.
En los coches de tracción delantera más potentes se ha hecho un trabajo ímprobo durante los últimos años, instalando cuidadas geometrías de suspensión y todo tipo de refuerzos en el tren de rodaje, además de los imprescindibles diferenciales de deslizamiento limitado. Con ellos, se ha logrado reducir el «torque-steer» y garantizar una gran precisión de guiado, pero coches como el MINI John Cooper Works GP siguen demostrándonos que un coche de tracción delantera y más de 300 CV no son ingredientes sencillos de maridar, ni siquiera para las marcas más punteras.
¿Ford Focus RS500? Frío, muy frío…
Podríamos pensar que el coche de tracción delantera más potente jamás creado fue el Ford Focus RS500. Fue la edición especial de despedida del Ford Focus RS de segunda generación, y destacaba porque su potencia pasaba de los 305 CV del RS «a secas» a unos tremendos 350 CV. Además de pasar toda esa potencia al eje delantero, lo hacía mediante un pesado motor 2.5 turbo de cinco cilindros y origen Volvo. Curiosamente, ningún fabricante de coches ha vuelto a lanzar desde entonces un coche de tracción delantera con semejante nivel de potencia.
Fotos del Ford Focus RS500
A pesar de un autoblocante mecánico y el esquema de suspensiones «RevoKnuckle»- una mangueta en la que se separaban los movimientos de suspensión de los de dirección – el RS500 pecaba de subvirador, y el eje delantero se veía sobrepasado por el torrente de potencia y par motor. Podrías pensar que el Ford Focus RS500 fue el tracción delantera más potente de la historia, pero si rebuscamos un poco en los libros de historia, llegamos a la primera generación de los Oldsmobile Toronado y sus hermanos mellizos, los Cadillac Eldorado.
Coches que nunca deberían haber sido de tracción delantera.
Cadillac Eldorado: un V8 de 8,2 litros y 400 CV… y tracción delantera
Oldsmobile desarrolló a principios de los años sesenta una interesante plataforma para vehículos de tracción delantera. O mejor dicho, una compleja integración del motor y la caja de cambios en una unidad relativamente compacta, llamada Unitized Power Package (UPP). La caja de cambios, una caja automática de convertidor de par y montaje transaxle, estaba situada tras el motor. Para que la unidad fuese más pequeña, la salida del convertidor de par era enviada al eje primario del cambio mediante una robustísima cadena, hacia la parte delantera del coche.
De esta manera, se podía crear un coche de tracción delantera sin ocupar más espacio que el que estaría dedicado al motor en un vehículo de propulsión de la época. Esta innovación estuvo acompañada de un subchasis delantero y un formidable trabajo en geometrías del eje anterior. El sistema fue estrenado por los Oldsmobile Toronado y fue usado en diferentes vehículos de gran tamaño y orientación lujosa hasta principios del presente siglo. Eran coches orientados a un gran confort y refinamiento de marcha, y no a las altas prestaciones.
Oldsmobile trató de hacer deportivos sus Toronado con el paquete W-34, pero pronto descubrió las limitaciones físicas de instalar un pesadísimo V8 y caja de cambios automática sobre el mismo eje que hacía girar al vehículo. El sistema Unitized Power Package (UPP) también fue usado en los Cadillac Eldorado, que a principios de los años 70 equipaban el V8 de mayor cilindrada jamás montado en un coche de producción. El gigantesco motor V8 de 8,2 litros de los Cadillac Eldorado enviaba sus 400 CV al eje delantero a través de un cambio automático de tres relaciones.
Como podéis suponer, y como atestiguaban las revistas de la época, el subviraje hacía acto de presencia en cuanto se exigía al coche algo más que una aceleración suave o giros leves. Algo por otra parte, lógico en un coche de suspensiones blandas, 5,96 metros de longitud y un peso superior a las dos toneladas – definido en la época como un «yate de carretera». Con todo, en línea recta era un coche de prestaciones más que decentes: alcanzaba los 96 km/h en 7,6 segundos y tenía una velocidad punta cifrada en unos espeluznantes 202 km/h.
Fotos del Cadillac Eldorado