Probablemente en algún momento hayas podido hacerte la siguiente pregunta, ¿por qué no existen las motos diésel?
La motocicleta diésel que nadie había pedido
A comienzos de este siglo el diésel se convirtió en amo y señor de la industria del automóvil. Su alto par desde un bajo régimen pero, sobre todo, la economía de los consumos, propiciaron que el diésel se convirtiera en la elección favorita de los conductores españoles a la hora de comprar un coche. Por esa misma razón no es necesario profundizar en las razones por las que un motor diésel, a priori, no debería tener demasiado sentido en una motocicleta, que no requiere ese par a bajo régimen, o arrastrar cargas pesadas, sino el empuje que se demande según las circunstancias, aún consiguiéndolo a un régimen muy alto.
En cualquier caso estaréis conmigo en que el bajo consumo de los motores de gasóleo sigue siendo un aliciente más que interesante como para valorar la posibilidad de equipar a una motocicleta con un motor diésel. Sobre todo si de lo que se trata es de crear una motocicleta que requiera recorrer grandes distancias, por carretera, o por rutas todoterreno.
T-800 CDI, una moto diésel con motor de smart
Precisamente eso fue lo que debió pensar Erik Vegt, que dedicado a la preparación de motocicletas para realizar grandes rutas por el desierto, con modificaciones que requerían, entre otras cosas, refuerzos, o sobredimensionar el depósito, y que penalizaban el rendimiento y la agilidad de las monturas, imaginó que debía existir una solución más adecuada. Una transformación que permitiera crear motocicletas con mayor autonomía sin lastrar su rendimiento. Y fue entonces cuando tuvo una brillante idea, ¿por qué no crear una motocicleta diésel?
Llegados a este punto era necesario imaginar qué motor podía ser el más adecuado para una motocicleta. Hasta la llegada del downsizing, que impuso el empleo de motores más «apretados», la mayoría de los diésel eran demasiado grandes y pesados. Pero por aquel entonces ya existía un automóvil que podía adecuarse a las necesidades de la idea que había concebido Erik, una motocicleta aventurera que emplearía el diésel de tres cilindros en línea y turbo (OM 660) de que dispuso la primera generación del smart fortwo, con 800 centímetros cúbicos.
Y así sería como nacería la Track T-800 CDI, una motocicleta con nombre de Terminator, que no es otra cosa que su cilindrada y la naturaleza de su motor. El primer prototipo sería completado en 2006 (Wayback Machine) y, finalmente, una versión de producción que llegaría a comercializarse en 2011 (Wayback Machine).
Una motocicleta diésel para recorrer el desierto
Por 14.650 euros podías comprarte una moto aventurera, tricilíndrica y diésel, con 45 CV de potencia a tan solo 4.200 rpm y nada más y nada menos que 100 Nm de par a solo 1.800 rpm. Y todo ello con un consumo razonable. Alcanzaba los 155 km/h y su masa en vacío era de 225 kilogramos, empleaba componentes de calidad y cambio por variador.
T-800 CDI | |
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Motor | 3 cilindros en línea y turbo |
Válvulas por cilindro | 2 |
Presión del turbo | 1,25 bares |
Cilindrada | 800 cc |
Potencia máxima | 33 kW (45 CV) a 4.200 rpm |
Par máximo | 100 Nm a 1.800 rpm |
Embrague | Centrífugo |
Transmisión | Continuamente variable |
Transmisión final | Cardan |
Según sus creadores, podía recorrer 100 kilómetros por el desierto con 4,8 litros de gasóleo y por carretera hacía lo propio con solo 3,33 litros. Lo que con un depósito de 19 litros suponía alcanzar un autonomía próxima a los 400 kilómetros en rutas por el desierto y de hasta 570 kilómetros por carretera. Algunos medios de la época apuntaban que era realista recorrer 450 kilómetros sin necesidad de visitar una gasolinera (Niewsmotor.nl)
T-800 CDI | |
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Longitud | 2.450 mm |
Ancho con espejos | 900 mm |
Altura sillín | 830 mm |
Masa en vacío | 225 kilogramos |
Depósito | 19 litros |
El éxito fugaz de la T-800 CDI
Conducir una motocicleta de estas características debía ser cuanto menos curioso. Y aún más escucharla. Para muestra los vídeos caseros que puedes ver sobre estas líneas, de los muchos que hoy podemos encontrar en internet.
El de la T-800 CDI no sería el único intento de llevar el diésel al mundo de las motocicletas. La historia nos ha dejado otros casos curiosos. Incluso Royal Enfield se aventuró en estas lides.
La moto diésel Track T-800 CDI, como os decíamos, llegó a venderse en Países Bajos. Y gozó de un éxito fugaz, al menos en los medios que se hicieron eco por aquel entonces de esta historia. Aunque con una producción muy reducida, que algunas fuentes apuntan apenas llegó a 20 unidades. Tan reducida que el proyecto tuvo que abandonarse por no ser viable, dejándonos huérfanos de una motocicleta que, vista con perspectiva, probablemente no tenía ninguna razón de ser. Salvo la de dejarnos con una historia tan peculiar como esta.