A principios de 2023, Ken Block perdió la vida en un accidente con una moto de nieve, pero antes de su fallecimiento grabó por completo su segunda “electrikhana” con el Audi S1 Hoonitron, un prototipo funcional creado para el piloto e inspirado en el mítico Audi Quattro S1 que compitió, homologado como Grupo B, en el mundial de rally entre 1985 y 1986 (antes hubo otras evoluciones). Hoonigan ha anunciado que va a publicar, como un homenaje, ese “último baile” del estadounidense.
La entrega póstuma de un vídeo que apunta a viralizarse
Normalmente, las famosas “gymkhanas” de Block han revolucionado las redes sociales, sobre todo entre los más jóvenes y los más aficionados al mundo del motor. Algunos de estos vídeos acumulan muchos millones de visitas en plataformas como YouTube. Para su éxito, resultan clave el humo que desprenden los neumáticos, la decoración de los coches, sus altísimas prestaciones y los planos espectaculares que logra el equipo de grabación (y de edición).
Todo apunta a que la nueva y póstuma entrega de esta especie de cortometrajes con el 43 americano a los mandos no tendrá menos notoriedad, sobre todo porque es algo, por desgracia, irrepetible. Al fin y al cabo, Ken era una de las poquísimas personas en el planeta capaces de realizar semejantes maniobras, casi acrobacias, con automóviles de todo tipo, aunque siempre preparados para esta clase de pruebas. En el caso del Audi, hablamos de un vehículo 100% eléctrico con 680 CV de potencia y 640 Nm de par.
El espectáculo se sirve en diciembre, pero ya hay un aperitivo
El departamento de comunicación de Hooningan Racing Division, equipo del que Block fue fundador, ha dicho que mostrará el vídeo completo en diciembre de este mismo año, pero ha adelantado su contenido con un tráiler que ya nos hace soñar. En él es posible contemplar algunas de las proezas que realizó el californiano con un automóvil a cuyo sistema de propulsión no estaba acostumbrado. Aun así, este avance muestra los derrapes tan sorprendentes como siempre.
Las escenas que veremos en poco tiempo se han rodado en México y, más allá de su esplendor, sirven para recordar a un hombre de reflejos extraordinarios que, a pesar de abrazar la movilidad eléctrica convencido de la tecnología en la que se basa, amaba la adrenalina, el olor a gasolina y las nuevas experiencias como pocos. Sería raro que Ken defraudase y es por ello que la impaciencia se está adueñando de nosotros.
