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Triumph Bonneville Bobber: minimalismo custom con acento británico y muy buen gusto

Triumph amplía su catálogo y lo hace sumando un nuevo miembro a la familia Bonneville, la Triumph Bonneville Bobber, una nueva moto que, como estarás imaginando, como su propio nombre reza, lleva a Triumph hasta el segmento de las bobbers, proponiéndonos una sugerente moto custom, clásica y con la estampa perfectamente reconocible de la firma británica.

Triumph ha interpretado a la perfección el segmento bobber: el mundo de las custom desde el prisma del minimalismo

Articulada alrededor de un nuevo chasis nos topamos con una bobber que respeta al máximo la actitud minimalista de este tipo de monturas, algo de lo que buena gala hace esa zaga, con un estrecho guardabarros, con un asiento monoplaza mínimo…

Triumph nos ha presentado a esta Triumph Boneville Bobber con dos puestos de conducción diferentes, apostando en un caso por un manillar recto y ancho y en otro por un “cuelga monos” que convencerá a aquellos que estén dispuestos a pasar menos desapercibido.

Llantas de radios, un sencillo diseño para su escape, la terminación final del chasis, la caja de la batería, sus guardabarros, el fuelle de la suspensión, el propio motor… todo tiene un enorme aroma clásico en esta nueva moto de Triumph, como bien nos tienen acostumbrados en la marca.

Mecánicamente la Bobber recurre al ya conocido propulsor T120, una mecánica bicilíndrica, con los dos cilindros en paralelo y refrigeración líquida, de 1.200 cc que entrega 80 caballos y 105 Nm de par, prometiéndonos, aún sin cifras concretas, una entrega “más abajo” para este modelo, manteniéndose el sistema de acelerador electrónico.

¿Su precio? Triumph aún no lo ha anunciado, pero desde luego el último capricho de la firma pinta realmente bien y además cumplirá con creces con las expectativas de los aficionados a la customización: en Triumph han confeccionado una lista de 150 accesorios para personalizarla.


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Mario Herraiz

Apasionado del motor, llevo sobre ruedas desde que a los 14 años me monté encima de una moto. Después llegaron los coches, la afición por la fotografía y más tarde el periodismo y con ello la posibilidad de convertir mi pasión en trabajo. Seguir leyendo...

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