Últimamente no dejamos de escuchar y leer que el fin del coche de combustión está «cerca», que el año 2035 será el punto de inflexión para estas mecánicas y que no habrá ni existirá otra fuente de energía para el coche que no sea la electricidad. Aún faltan 14 años para 2035, así que, mientras tanto, ¿qué hacemos? Desde luego quedarnos de brazos cruzados no, y menos cuando aún existen muchas marcas apostando no solo por los motores de combustión, sino también por el diésel, al igual que hay numerosos usuarios con este tipo de sustento entre las manos. Es por ello que hoy te acercamos al truco más sencillo y fácil que te ayudará a evitar averías en tu coche diésel y alargar su vida, hasta al menos, 2035: revolucionar el motor.
Y es que durante muchos años ha pululado -y pulula hoy en día- el mito de que revolucionar el motor en exceso es malo. Lógicamente existen una serie de escenarios que expondremos más adelante en los que no es bueno, pero de vez en cuando puede resultar hasta beneficioso, especialmente en los coches diésel. Quédate, que te explicamos cómo es esto posible.
Conoce mejor al motor diésel para evitar averías
Con el paso de los años hemos sido testigos de cómo las marcas que trabajan con este combustible han implantado una importante carga tecnológica en ellos para reducir considerablemente sus emisiones. Sin embargo, son muchos también los usuarios los que no invierten tiempo en conocer cuáles son o cómo tratarlas para mejorar la calidad de vida de su coche diésel y, por ende, alargarla.
Y es que no todos los conductores tienen interés en saber sobre coches o mecánica, simplemente quieren un producto que les lleve de A a B con los menores quebraderos de cabeza posibles, algo que es totalmente comprensible y respetable. Pero, ¿qué pasaría si os dijésemos que existe un truco sencillo y apto para todo tipo de perfiles y que os permitiría reducir las averías que puede padecer un coche diésel?
Revolucionar tu motor diésel puede reducir problemas e inconvenientes
Dentro de este conglomerado tecnológico que se encarga de mantener actualizado a las mecánicas diésel nos encontramos con sistemas anticontaminación como válvulas EGR y filtros de partículas. Estos requieren unas condiciones muy concretas para funcionar correctamente y regenerarse: un alto régimen de giro, velocidad constante y alta temperatura de los gases de escape. Y es que estas condiciones no son las que suele replicar los conductores, sobre todo teniendo en cuenta los automatismos creados por las propias marcas para tener al motor siempre en condiciones óptimas, aunque toda ayuda externa siempre será bienvenida por el propulsor.
Pese a que el contexto ofrecido por las diferentes firmas automovilísticas está ideado para que conduzcas y tan solo te preocupes por los cuidados básicos que exige cualquier coche medianamente moderno, podemos brindar cierto apoyo a los motores diésel. Bien es cierto que, aunque estos cuentan con par más que suficiente a bajas vueltas, dejando ese territorio de altas revoluciones -para muchos hostil- para otro tipo de motores, revolucionar de vez en cuando nuestro motor diésel es beneficioso.
Nuestro consejo es el siguiente: una vez que el motor ha estado en funcionamiento el tiempo suficiente como para alcanzar la temperatura óptima, podemos llevar a cabo una conducción menos sosegada a velocidad constante y con un régimen de vueltas más alto del habitual y bajando una o dos marchas, ayudando así a la limpieza de algunos componentes y la regeneración de los filtros. Además, también es altamente recomendable -no solo para los propietarios de un coche diésel, sino también para aquellos con motores turbo- dejar el coche al ralentí durante unos minutos antes de apagarlo.
Cuándo no debemos revolucionar nuestro motor diésel
Pese a que en las condiciones exactas sí que resulta beneficioso revolucionar el motor, existen otros escenarios en los que ocurre todo lo contrario. Principalmente no debemos hacerlo cuando el motor está frío, es decir, los líquidos no han alcanzado aún la temperatura de servicio y podemos generar un estrés en las piezas innecesario y ser el resultante de graves averías.
Si nuestro coche cuenta con termómetro, que lo normal es que sí, podremos apreciar el momento en el que la temperatura será la adecuada para llevar a cabo una conducción sin tantas precauciones. De lo contrario, es altamente recomendable esperar al ralentí unos minutos o, al menos, movernos con cautela en los primeros kilómetros de nuestro desplazamiento evitando así alargar las marchas más de lo necesario.