Que el hidrógeno es el combustible del futuro no está demasiado claro. Pero sí está claro que será uno de los principales actores de un futuro multi-energía, y en ese futuro, será el combustible más idóneo para el transporte pesado por carretera. El desarrollo de camiones que empleen el hidrógeno como combustible ya es una realidad, y en esta carrera, Cummins ha dado un gran salto adelante. Han presentado un gigantesco turbo que salvará la combustión interna, y resuelve algunas de las problemáticas que presentan estos motores.
Un turbo para gobernar el futuro de la combustión interna
Antes de nada, hay que aclarar que existen dos grandes formas de usar el hidrógeno como combustible. Ambas requieren cargar el combustible en grandes tanques altamente presurizados, y en ambos casos, sería deseable que la producción del elemento fuese lo más limpia posible. Por un lado tenemos la pila de combustible de hidrógeno, un «artilugio» que transforma el hidrógeno en energía eléctrica, que acciona un motor eléctrico de propulsión. Sin ir más lejos, es el sistema de propulsión que usa el Toyota Mirai.
Por el otro lado, tenemos el uso del hidrógeno directamente como combustible, en un motor de pistones. Es decir, un motor de combustión interna modificado. Toyota ya ha explorado esta vía en un Corolla GR de competición y en el prototipo H2 del GR Yaris. A principios del siglo XX, el BMW Hydrogen 7 optó por esta vía, en un vehículo de producción – de tirada muy limitada. En el mundo del transporte pesado se están explorando ambas vías, pero Cummins, como fabricante de motores, apuesta abiertamente por la última.
Esto no solo «salvaría» la combustión interna, si no que garantizaría la existencia de los fabricantes de motores tradicionales y su enorme inversión – entre ellos están Cummins, juez y parte de esta transición. Adaptar al uso de hidrógeno un motor de combustión interna presenta problemáticas específicas. La densidad energética del hidrógeno es menor a la del gasóleo, y el motor requiere un flujo de aire significativamente superior. Además, las emisiones de su quema consisten fundamentalmente en vapor de agua.
Esto obliga a diseñar un turbocompresor específico, con piezas resistentes a la corrosión y capaz de aportar una presión de soplado significativa. El turbo de Cummins es un sistema de sobrealimentación de geometría varible, grandes dimensiones y completamente preparado para ser asociado a una mecánica de camión. Está preparado para cumplir la normativa de emisiones Euro 7, y el gigante americano ha confirmado que ya está en conversaciones con un fabricante europeo de camiones para instalarlo en su gama futura de vehículos comerciales.
Este turbo es un paso en la dirección adecuada, pero es un pequeño paso en un largo camino, en una larga transición energética repleta de incógnitas. Al menos, la combustión interna, aunque significativamente modificada, parece seguir viva.
Fotos del motor modular X15 de Cummins