Tesla se llama así porque sus creadores quisieron rendir homenaje a Nikola Tesla, pero aquel dúo no estaba formado por Elon Musk: el magnate fue uno de los tres primeros empleados y, posteriormente, adquirió el estatus de cofundador. Los fundadores de la marca fueron Martin Eberhard y Marc Tarpenning, inspirados por un biplaza eléctrico que era imbatible en cualquier ‘drag race’ de la época.
Esta sería una de las definiciones con las que podríamos describir al modelo fabricado por AC Propulsion, un biplaza llamado Tzero. Hagamos las pertinentes presentaciones antes de seguir: AC Propulsion fue fundada en 1992 por Alan Cocconi, exconsultor de ingeniería de General Motors.
Diseñó, desarrolló y fabricó un liviano coche eléctrico de fibra de vidrio llamado Tzero. Su motor eléctrico, alimentado por 28 baterías de plomo-ácido, transmitía toda su potencia a las ruedas traseras y circulando a una media de 95 km/h, presumía de una autonomía de 160 kilómetros. Contaba con un cargador incorporado, que permitía enchufarlo a una toma de corriente normal, y con un asistente que podía proporcionarle 20 kW de carga en marcha.
Era capaz de pasar de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos y contaba con una espartana estética en la que destacaban sus asientos deportivos de fibra de carbono tapizados en cuero. Por cierto, tenía calefacción aunque no aire acondicionado. ¿Por qué? Las ventanillas se pueden quitar y guardar en el maletero, aseguraban sus fabricantes.
El terror de las ‘drag race’
¿Cómo se cruzaron los caminos del Tzero y Martin Eberhard? Por la fama del primero: comenzó a batir a un rival tras otros en las ‘drag race’ de 200 metros (octavo de milla) que se organizaron un fin de semana en Silicon Valley (California) para mostrar el vehículo a empresarios y futuros inversores. Cuentan que batió a un Ferrari F355 y a un Chevrolet Corvette C5. Pudo con él un Porsche 911 Carrera 4 porque el inversor potencial sueco que se puso a los mandos del Tzero olvidó quitar el freno de mano: un día después salió victorioso en la revancha.
Aquella exhibición llamó la atención de un joven empresario californiano llamado Martin Eberhard: vio en aquel coche la oportunidad de crear un vehículo aprovechando el poder de la electricidad para venderlo globalmente. Después de visitar la sede de AC Propulsion y ver de primera mano los tres Tzero que había construido la compañía, comenzó a idear su plan: el 1 de julio de 2003, junto a Marc Tarpenning, crearon Tesla Motors.
El futuro de Tesla y de AC Propulsion
Martin y Marc tenían claro que el primer modelo de Tesla Motors sería un deportivo eléctrico basado en Tzero. Pidieron prestada una de las tres unidades para equiparla con su batería de iones de litio y usarla como mula de pruebas e, incluso, consiguieron la licencia del tren motriz patentado de AC Propulsion. No obstante, vieron que no cuadraba con sus planes y se decantaron por un diseño interno.
Mientras Tesla continuaba con su crecimiento, AC Propulsion se convirtió en una OEM: producía productos que luego compraba por otra compañía y vendía al por menor bajo su propia marca, algo que sigue haciendo en la actualidad. ¿Y el Tzero? Su historia terminó ahí: una de las unidades permanece en la empresa, otra pertenece a un propietario privado y la tercera se incendió en 2017.