Los hemos dado por muertos. El diésel y la gasolina, la combustión interna en general, parecía no tener futuro más allá de 2035. Para entonces, la Unión Europea ha previsto la prohibición de la venta de automóviles con motor de combustión interna y que la única posibilidad para comprar un coche nuevo sea comprar un coche eléctrico, a baterías, o mediante pila de combustible.
Nueva sorpresa en la Unión Europea
Cada vez son más las voces que plantean que esta decisión es un error. Y que la prohibición del diésel y la gasolina en 2035 no es el camino a seguir. Voces que, como venimos adelantando en los últimos meses, están cada vez más presentes en un año en el que la actividad política está siendo intensa, con las cada vez más próximas elecciones al Parlamento Europeo de junio, y los diferentes comicios que están previstos en algunos de los estados miembros de la Unión Europea.
Voces que, en definitiva, plantean que la combustión interna siga en el mercado más allá de 2035.
Alemania reabre el debate del diésel y la gasolina
El último en pronunciarse ha sido Christian Lindner, Ministro de Finanzas de Alemania, que en declaraciones al Augsburger Allgemeine decía que «debemos ir más lejos y enfocarnos sobre todo en ser tecnológicamente abiertos», apuntando a que se consideren otras opciones para alcanzar la neutralidad de carbono más allá del vehículo eléctrico.
El pasado año la Unión Europea ratificaba la decisión de prohibir la venta de coches con motor de combustión interna, lo que comprende ya no solo al diésel y la gasolina tradicional, sino también a híbridos de todo tipo, incluidos híbridos enchufables.
En aquel momento, Alemania fue uno de los estados miembros de la Unión Europea que se opuso a esta decisión y que se planteo su bloqueo. La medida salió finalmente adelante, eso sí, abriendo la posibilidad a la venta de automóviles que utilicen motores diésel y gasolina que funcionen empleando combustibles neutrales.
Diésel y gasolina de laboratorio y neutral
Lindner apunta que «los combustibles sintéticos y biocombustibles son una forma de ser respetuosos con el medio ambiente».
En los últimos años se han desarrollado combustibles sintéticos que prometen alcanzar la neutralidad, que las emisiones generadas en su combustión se hayan compensado previamente en su producción, ya sea mediante tratamiento de residuos que ahorran emisiones de CO2 o captando CO2 del aire y empleando energía renovable, y biocombustibles neutrales, en los que su neutralidad se calcula mediante la contribución a la reducción del CO2 de la atmósfera durante su crecimiento de los vegetales empleados en su producción. De esta forma tendríamos coches que seguirían emitiendo gases contaminantes, y de efecto invernadero, durante su utilización, pero estos últimos habrían sido compensados en el momento en que se produjo el combustible.
Pero los combustibles sintéticos y biocombustibles no están, ni mucho menos, exentos de problemas y grandes retos. Como el coste de su producción, la dificultad para producir grandes volúmenes, o la ineficiencia inherente en transformar electricidad de origen renovable en un combustible para utilizarlo en un motor de combustión y proporcionar movimiento a un coche.
Un nuevo tipo de coches, de combustión neutral
Por otro lado, la enmienda que ha permitido que la Unión Europea abra la posibilidad de seguir vendiendo coches diésel o gasolina en 2035 empleando combustibles neutrales aún es vaga, e indefinida. En los próximos meses debería abrirse un nuevo debate en el que se defina con mayor concreción las características que definen a estos combustibles neutrales, para ser denominados como tales, similar a la que ya establece el porcentaje de neutralidad que se considera para cada biocombustible en función de su origen.
Y lo que es más importante, que características y requisitos ha de cumplir un automóvil para poder definirse como un coche de combustión neutral.